Criminal, delincuente, matón, malhechor, transgresor, etc’s, etc’s. ¡Sí! todos y cada uno de los anteriores. Y súmele todos los epítetos que se le están ocurriendo en este momento, ya que cualquiera de ellos calza perfecto para describir el comportamiento ambiental que ha tenido Barrick Gold en su proyecto Pascua Lama. Aún así, hasta el día de hoy, la compañía cuenta con todos los permisos para funcionar y para algunos sigue siendo un “gran” proyecto para el país.
Todo lo anterior, y en especial el procedimiento sancionatorio determinado por la Superintendencia de Medio ambiente, (SMA) han sido materia de análisis en cuanto seminario, charla o simposio sobre legislación ambiental se desarrolla en el país, transformando el caso “Pascua Lama v/s SMA” en el conejillo de indias, sobre cuál será el alcance y atribuciones que tendrá el nuevo “Sheriff Ambiental”.
Abogados debaten cuan justo fue lo decretado por la SMA, ¿fue suficiente o “irrisoria” la multa?, ¿es válido el “concurso infraccional”?, además, tras lo resuelto por el Tribunal Ambiental, discuten si el actuar del Superintendente fue ilegal o si lo decisión de dicho tribunal es legítima, en un “pavoneo intelectual” que trata de demostrar quién es el que mejor conoce la nueva legislación ambiental.
Ahora es el turno de la Corte Suprema, que tendrán que decidir si estimo o no el recurso de casación presentado por Barrick, que busca anular el fallo del Tribunal Ambiental el cual indica que la SMA incurrió en ilegalidad al sancionar los trece incumplimientos a la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) como una sola infracción,” a lo que Barrick, con una hipocresía y descaro sin precedentes, pretende cuestionar el criterio y aplicación de ley ambiental por parte del Tribunal Ambiental, misma legislación que, durante el procedimiento sancionatorio desarrollado por la SMA, declaró haber incumplió en reiteradas ocasiones aceptando prácticamente la totalidad (a excepción de uno) de los cargos formulados por la SMA en su contra.
Es de esperar que la Corte Suprema equilibre la balanza y reflexione sobre el contexto y consecuencias del caso, incorporando a las reales victimas en su análisis y entendiendo que el que está pidiendo justicia es el culpable confeso del crimen, y con esto, no se concentren sólo en aplicar la Ley, sino más bien, termine con los “eufemismos legales” y realicen el ejercicio de impartir justicia para poder manifestar, sin tapujos, Barrick: criminal ambiental