A raíz de esta discusión es que durante esta semana se presentó un proyecto de ley que pretende castigar la producción de OGM no seguros, comparando su acción con la de un acto terrorista. «Cuando se comete un acto terrorista, varias personas resultan heridas. Pero los productos OGM pueden causar daños a decenas y centenares de personas. Las consecuencias son mucho peores, por lo que el castigo debe ser proporcional al delito», según señaló el parlamentario Kiril Cherkásov, coautor de la legislación y miembro del Comité de Agricultura de la Cámara Baja de la Federación Rusa.
De acuerdo con el proyecto de ley, los delitos menos graves relacionados con los OGM deben sancionarse con multas, mientras que las penas mayores serán perseguidas con un proceso penal.
El documento presentado busca modificar la ley que actualmente regula a los OGM en Rusia, dando claras señales de una oposición generalizada a la importación de transgénicos al país asiático.
Dmitri Medvédev señaló que ordenó una vigilancia generalizada del sector agrario, ya que pese a las estrictas restricciones que posee la Federación Rusa, existen productos transgénicos y semillas modificadas que han llegado al mercado ruso. Del mismo modo, el Ministro de Agricultura Nikolái Fiódorov, también declaró que Rusia debe permanecer libre de productos modificados genéticamente.