Se trata del Cerro Jardín Alto, antes conocido por los lugareños cómo «el Bosque» en referencia a la gran plantación de Eucaliptus que ahí existía, hoy reducida por los reiterados incendios que intencionalmente se generan año tras año en ese lugar, poniendo en riesgo la vida de los vecinos y vecinas del sector. El Cerro Jardín Alto es uno de los Cerros Isla más pequeño de la Región Metropolitana, con tan solo 50 m de altura desde su base y que ha visto reducida su extensión natural durante años por la expansión urbana. A la fecha solo 2,8 hectáreas permanecen sin construir. Este terreno perteneciente al estado -por lo tanto a todos los chilenos- ha estado abandonado por décadas, permitiendo que los inescrupulosos e inconscientes lo llenen de basura y escombros. La gente del sector pedía a gritos que alguien hiciera algo, pero esa no era la solución.
Para recuperar un espacio que nos pertenece, para evitar que lo deterioren, que lo vuelvan a quemar, que lo llenen de basura y que no permitan que se desarrolle con normalidad su vida natural, es necesario que la comunidad se organice, que haga uso de sus espacios y que se empodere. Germina La Florida, en ese sentido, es la encargada de dar ese empujoncito inicial para que los dominó caigan y avancen.
Luego de mucho trabajo, llegaron las ya clásicas y afamadas Churrascas con Pebre, nuestra especialidad para una comida comunitaria. Compartimos buenos momentos mientras nos llenábamos de energía para seguir. Lo siguiente fueron los talleres, donde aprendimos a realizar las municiones de la tarde, las Bombas de Semilla, rellenas de semillas de Árboles Nativos, y además un taller teórico donde aprendimos sobre Ecosistemas y la Sucesión Ecológica, muy importante para entender cómo se re arborizaría el cerro a través de las Bombas de Semilla.
La guerrilla dejó de ser algo violento, las bombas se transformaron en vida, se resignificó la acción y se transformó en un juego, un juego en el que niños, adultos y ancianos participaron, todo con un propósito; devolverle la vida a un lugar, a un barrio, a un ecosistema que pedía a gritos que lo ayudaran, y lo hicimos de la manera más hermosa posible, ayudados por las enseñanzas de Fukuoka, dejando que la naturaleza actúe y nosotos volviendo a ser parte de la naturaleza, revoloteando entre los árboles cómo las Golondrinas, Tencas y Queltehues que nos acompañaron.
Este, sin embargo no es el fin. Aún queda trabajo por hacer y si se la perdieron, aún tienen la oportunidad de actuar, pues el próximo sábado 23 de Agosto volveremos al Cerro Jardín Alto, con más juego, con más acción, con más arte y música. Estén atentos.