El 3GF se originó en 2011 y fue impulsada por Dinamarca, en colaboración con la República de Corea y México, pero hoy en día participan también China, Kenya, Qatar y Etiopía. Uno de los objetivos centrales de la iniciativa es, aparte de convocar directamente a los gobiernos a conversar sobre el tema medio ambiental, reunir a representantes de las más grandes empresas mundiales. De esta forma, se espera concretar metas reales en el corto y mediano plazo, bajo alianzas público privadas y fijando programas inmediatos.
De acuerdo a información de la embajada de Dinamarca, las diez mayores empresas del sector privado que participaron en el 3GF 2014, poseen ingresos combinados anuales por más de $675 mil millones de dólares, y agrupan en su conjunto a un total de 2,2 millones de empleados.
“La misión del Foro Global de Crecimiento Verde (3GF) es explorar y demostrar cómo una mejor colaboración entre las principales empresas, inversores, instituciones públicas y expertos clave puede conducir eficazmente la penetración de mercado y hacer realidad el potencial de crecimiento verde incluyente a largo plazo”, como se menciona en la página web del Global Green Growth Forum.
Esto ha quedado demostrado en cambios políticos en los países participantes, como subsidios a las energías renovables, impuestos a combustibles fósiles y contaminantes, elaboración de normas para construcción de casas y edificios eficientes, etc.
En relación a la edición de este año, aunque muchas de las conclusiones no se han materializado aún en acciones concretas internas, existe un hecho innegable, y esa es la rápida adaptación que han demostrado ante los cambios requeridos los países que formaron el 3GF.
Países que participan
Dinamarca, el país organizador del Foro se traza metas ambiciosas. Para el 2050 los daneses esperan ser una economía libre de combustibles fósiles, luego de que hasta 1973 tenían una situación totalmente opuesta: dependían en un 100 por ciento de petróleo y carbón importado. Y para lograrlo se fijaron las siguientes metas: el 2035 esperan tener toda la demanda eléctrica y de calefacción cubierta por energías renovables; el 2030 eliminarán completamente el carbón de las plantas termoeléctricas y desde el año pasado poseen una política para reducir en un 40 por ciento las emisiones de GEI en comparación con 1990. Un dato a favor de esta iniciativa es que el 55 por ciento de los habitantes de Copenhague utiliza la bicicleta como medio de transporte, disminuyendo en 90 mil toneladas al año las emisiones de CO2.
Por otra parte, Corea no se queda atrás. Desde el año 2009 inició una “Ley Marco para el Crecimiento Verde Bajo en Carbono”, y hoy en día destina el 2 por ciento de su PIB (Producto Interno Bruto) en programas de crecimiento “verdes”. De este modo, desde 1993 a 2012 han gastado 2,6 billones de dólares en este aspecto, cifran que esperan subir a 31 billones para el 2020.
Finalmente, quizás uno de los ejemplos más concretos y cercanos sobre una política realmente preocupada por el medio ambiente es México. A diferencia de Dinamarca, donde residen 5,6 millones de personas, la nación “tricolor” tiene una población de 122,3 millones de habitantes.
Aun así, ocupa el lugar 20 entre los países con más producción de energía eólica; el cuarto lugar en producción de energía a base de geotermia, y posee grandes posibilidades de desarrollar energía solar. En 2012, el Senado mexicano dictó la ley de “Cambio Climático”, que para el 2020 espera reducir en un 30 por ciento las emisiones de GEI. Del mismo modo, para el 2024 generarán un 35 por ciento de su electricidad a base de energías renovables.