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La COP de Lima, los glaciares y el cambio climático  desde el Sur

Publicado: 12.12.2014
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En su segunda y semana final está la Conferencia de las Partes (COP por sus siglas en inglés) en Lima, un foro donde representantes de 195 países signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)examinan la aplicación de la Convención, con miras a la renovación de compromisos en Paris 2015, cuando el Protocolo de Kioto expire. Como es tradicional esta semana se realizó la Cumbre “alternativa” de los Pueblos, donde se dan cita las organizaciones de la sociedad civil (fundaciones, ONGs, y movimientos sociales) que buscan incidir en la agenda oficial de los gobiernos con un programa propio de más de un centenar de diversas actividades.

El “cadáver del Protocolo de Kioto” es un muerto que nadie quiere cargar. De eso dan cuenta los anuncios que antecedieron a esta cumbre  planetaria, donde China y EEUU junto a la Unión Europea, se comprometieron a doblar esfuerzos para alcanzar acuerdos significativos en la reducción de emisiones. Esta situación ambigua de las principales economías mundiales, es lo que ha permitido extender la vida a unas mal nacidas y (hoy) moribundas negociaciones internacionales del clima, a la vez que rayaron la cancha sobre la que deberán trabajar los delegados presentes en Lima. Recordemos que este “impulso” viene de las mismas potencias industrializadas que son los mayores emisores de gases de efecto invernadero en el mundo y que históricamente han trabado las negociaciones climáticas sin llegar a acuerdos vinculantes.

Mientras tanto el 2013 la concentración de CO2 (principal gas de efecto invernadero [GEI]) alcanzó un nuevo máximo, una media de 396 partes por millón, esto significa un nivel 142% por sobre los registros iníciales previos a la revolución industrial. En adición, el último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señaló que aumentó la concentración de otros dos GEI como el metano y el óxido nitroso.Con estos antecedentes, se consolidan los escenarios señalados por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), en relación a que el cambio climático es un hecho comprobado científicamente con estimaciones proyectadas de aumento de 1.5 °C, 2 °C y hasta 3 °C en la temperatura media al 2020, 2050 y 2100 respectivamente. Es difícil tomar una posición optimista cuando la breve historia de los “acuerdos climáticos”  muestra que los compromisos raramente se cumplen, y por el contrario, los efectos y consecuencias de éste fenómeno se han intensificado. Con todo y hasta el momento, lo único que han enfriado las súper potencias en la última década son las posibilidades de llegar a tiempo para evitar un desenlace más estrepitoso para el planeta.

Para el caso de Chile, el 5to y más reciente informe del IPCC señala que tendremos pérdidas importantes en diversos sectores productivos, por un lado la reducción hídrica será la característica instalada  y más recurrente, situación observada a lo largo de la última década, y por otro en zonas costeras habrá disminución de la temperatura producto del enfriamiento de las corrientes marinas influidas por el derretimiento del cono antártico. También se prevé un aceleramiento del desplazamiento -que ya está en proceso- de cultivos propios de la zona central hacia el sur y la zona austral.

El 2009 en la XV COP, Chile se comprometió voluntariamente a reducir un 20% sus emisiones de GEI para el año 2020, teniendo como base los registros del año 2007. Actualmente se propone una agenda de energía para avanzar hacia una matriz limpia (45% de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) al 2025) e introducir impuestos a las emisiones de CO2 para fuentes fijas superiores a 50 MW de potencia instalada. Además se  cuenta con un inventario bianual de emisiones y se pretende recuperar 100.000 ha de suelos degradados en los próximos 20 años.

La “novedad” está dada por la aprobación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, liderado desde el “nuevo” Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático. Estas metas y la institucionalidad planteada se encuentran seriamente cuestionadas, ya que en ese espacio de coordinación interministerial prevalecen las posturas de las carteras desarrollistas de Minería, Energía y Hacienda, que actúan como conductores de la presión y el lobby corporativo, más aun en un contexto de desaceleración económica como el existente. Para muestra se pueden tomar las “medidas de agilización de inversiones” que propone el gobierno, que en la práctica suponen  una vía rápida de aprobación a proyectos cuestionados ambientalmente, lo que  no  dar garantías que los anuncios en materias de Cambio Climático que se señalarán en Perú, prosperen finalmente.

La visión ciudadana nuevamente se adelanta a la toma de medidas concretas por parte de los gobiernos, la industria y el sector financiero. Según una encuesta que el gobierno exhibirá prontamente, la ciudadanía manifiesta que el cambio climático les afecta (86%), igualmente lo reconocen como un efecto antropogénico o de responsabilidad humana, y un 68 % se inclina por señalarlo como el desafío ambiental más grande que tenemos en el futuro.

A este paso, la visión ciudadana nuevamente se adelanta a la toma de medidas concretas por parte de los gobiernos, la industria y el sector financiero. Según una encuesta que el gobierno exhibirá prontamente, la ciudadanía manifiesta que el cambio climático les afecta (86%), igualmente lo reconocen como un efecto antropogénico o de responsabilidad humana, y un 68 % se inclina por señalarlo como el desafío ambiental más grande que tenemos en el futuro. Con estas cifras sería esperable que el gobierno desarrolle acciones concretas y no someterse a la pauta  de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) y otros gremios, que por lo visto, no han hecho una mayor reflexión que propicie una política nacional y de bien común para enfrentar el  cambio climático.

 

La ausencia de los glaciares Andinos en la cita planetaria es la ante sala de la desprotección regional

Según cálculos aproximados, Sudamérica tendría cerca de 25.500 km2 cubiertos por glaciares, con un 75% del área total ubicada en Chile. Argentina, por su parte, representa cerca del 15% del área total de glaciares sudamericanos. Esta realidad remarca la importancia de los glaciares como el principal seguro de agua de  comunidades humanas y los ecosistemas para subsistir, especialmente en el contexto del Calentamiento Global.

La importancia ecosistémica de los glaciares puede sintetizarse en el aporte de agua que significan para los ríos, lagos y napas subterráneas. En términos técnicos se habla de una influencia primordial para el balance hídrico y climático de las cuencas. Este aporte crece en verano y durante periodos de sequías. Lo anterior implica que, en épocas de déficit hídrico, los glaciares sean un factor de estabilidad hídrica para los ecosistemas naturales y de seguridad para el abastecimiento humano, la agricultura y diversas actividades económicas.

“… la mayoría de los glaciares chilenos presentan balances de masa negativos, es decir, están en retroceso y han experimentado pérdidas de área y espesor en respuesta al cambio climático”* [Nota al pie]

Países como Chile y Argentina, marginales en su aporte histórico a las emisiones globales de CO2 se verán gravemente afectados por la pérdida de glaciares.

Por esta situación es preciso sostener que la importancia de esta clase de encuentros radicará en si son capaces de construir medidas y acciones conjuntas concretas, por parte de los países asistentes, en materias de mitigación y adaptación. Los esfuerzos, principalmente financieros, para implementar aquellas acciones deben recaer sobre aquellos que mayormente han contribuido históricamente a la agudización del fenómeno del Cambio Climático. No obstante, nuestros países perfectamente pueden y deben contemplar medidas que integren metas ambiciosas de mitigación, con estrategias de adaptación al Cambio Climático con un fuerte componente de trabajo a nivel institucional y tecnológico dirigido a  protección de los glaciares.

Cristian Villarroel N. es Ing. Ambiental, ecologistas y activista social (Director Asociación Vertientes del Sur-Chile), Vicepresidente del Partido Ecologista Verde de Chile.                                                                           

Enrique Schwartz. Químico Ambiental, Docente e investigador (Vertientes.org-Argentina)                               

* Fuente: Dirección General de Aguas – Chile. Estrategia Nacional de Glaciares. Fundamentos (2009)

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