Ya sea en el norte o en el sur, existen lugares especiales para el avistamiento de ballenas de diferentes tipos, como en la costa de Chañaral de Aceituno, en Freirina, donde es posible observar a las populares orcas.
“Tienen un carácter muy parecido a los delfines, les gusta arrimarse a los botes, pasar por debajo y hacer piruetas”, como sostuvo Luis Canales, asesor de Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) en Atacama a La Tercera. El éxito ha sido tal que la localidad recibió durante el 2013 cerca de 14 mil visitantes, y es actualmente el segundo lugar para ver a estos mamíferos después de la Antártica.
Ambos lugares se han ido configurando como destinos obligados para la gente que disfruta del mar, de los paseos en bote y del avistamiento de ballenas, delfines y pingüinos, siendo este último el residente más popular en Isla Dama en Punta de Choros.
“Las características tanto de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt como de la caleta Chañaral de Aceituno permiten que cualquier persona pueda conocer los cetáceos del desierto, generando un crecimiento turístico relevante en los últimos años, que se complementa con los atractivos del valle de Huasco”, aseguró Daniel Díaz, director de Sernatur Atacama.
Pero estas zonas no son las únicas. Otro lugar que ha tomado una posición relevante como destino de avistamiento de ballenas es Chiloé, donde es posible observar al animal más grande del mundo, la ballena azul.
Corría el año 2003 cuando el biólogo marino Rodrigo Hucke-Gaete realizó un importante hallazgo, descubriendo el mayor asentamiento de ballenas azules en el área. Un dato no menor, si se considera que entre los años 1904 y 1965 en la Patagonia se mataron cerca de 360 mil ballenas con fines comerciales.
De acuerdo a la información del medio Chile 365, desde Quellón existen cuatro empresas que realizan recorridos turísticos a la zona: Darwin Adventure, Patagonia Laitec, La Tirana y Anavillosa. La temporada de avistamientos de ballenas en Chiloé va desde diciembre a abril, cuando los animales buscan refugio para alimentarse y cuidar de sus crías.
Otro lugar para disfrutar de la fauna marina en la Isla Grande es Puñihuil, un área protegida muy poco conocida en Chiloé donde coexisten también los pingüinos de Magallanes y Humboldt.
La iniciativa turística en ese lugar partió el 2006, cuando se asociaron diferentes operadores turísticos “con el objetivo de planificar un desarrollo responsable y de alta calidad del ecoturismo marino en el sector y asegurar la conservación de la biodiversidad presente en el Monumento Natural Islotes de Puñihuil”, como se menciona en su página web. Allí, es posible observar entre otros, ballenas azules, orcas, delfines, chungungos y gran cantidad de aves marinas.