Opinión | Algunos caminos para cuidar la vida

Por: Colectivo Crítico Pandemia & Salud | Publicado: 20.10.2020
Opinión | Algunos caminos para cuidar la vida Vacunación contra Influenza, Quilpue / Foto: Agencia Uno /
Es necesario y urgente repensar las premisas desde las que se ha desplegado la estrategia de salud pública: la salud ha quedado prácticamente reducida al contagio por COVID-19, poniendo énfasis en el valor de cambio que significa el trabajo, sin considerar las demás dimensiones imprescindibles e impostergables para el bienestar de las personas y comunidades.

Desde el Colectivo Crítico Pandemia & Salud hemos levantado una fuerte crítica a la acción sanitaria gubernamental que se ha llevado adelante en el contexto de la pandemia. Nuestro propósito es contribuir a que la vida humana esté en el centro de lo que se está intentando proteger.

Como país estamos viviendo un proceso de desconfinamiento que coincide con un momento clave del proceso de transformación social manifestado con fuerza a partir del estallido social de octubre 2019. En este contexto nos parece relevante situar la discusión en algunos elementos que son centrales para el abordaje de este tiempo: el significado de la vida y cómo cuidarla.

Durante esta pandemia la sociedad se ha visto enfrentada a una interrogante crucial cuya respuesta debiera tener un correlato en las estrategias presentes y futuras que moviliza la pandemia, ¿qué significa cuidar la vida de las personas? ¿cuáles son los elementos que protegen la vida y no pueden ser olvidados? ¿Qué elementos del cuidado no son sacrificables en un contexto donde las medidas que ha implementado el gobierno no consideran la desigualdad existente y diversidad de formas de vida?

Es necesario y urgente repensar las premisas desde las que se ha desplegado la estrategia de salud pública: la salud ha quedado prácticamente reducida al contagio por COVID-19, poniendo énfasis en el valor de cambio que significa el trabajo, sin considerar las demás dimensiones imprescindibles e impostergables para el bienestar de las personas y comunidades.

La pandemia por COVID-19 en el contexto histórico del país, ha puesto en evidencia la pregunta por la vida que queremos, rescatando la necesidad de comprender la integralidad de la vida, es decir, la dignidad y el aspecto social de nuestra existencia. Nos referimos a una vida digna que incluya a la vida social: si no generamos capacidades para cuidarnos y sostenernos unos/as a otros/as, e incluso a los otros seres vivos de nuestro entorno, la vida biológica no es posible y la vida cotidiana no es vivible.

Pensar en los cuidados tiene que ver con el tejido de la vida colectiva, con una apuesta por la solidaridad y el bienestar social. La pregunta es cómo conciliamos el respeto a la autonomía, libertad y emancipación de las personas y comunidades, resguardando el cuidado personal y colectivo que se requiere en la situación actual.

Queremos hacer presente que una de las fuertes críticas que emergen en la pandemia es la avanzada autoritaria, represiva y neo-higienista de las medidas de los gobiernos que a todas luces han dejado de lado la integralidad de los cuidados. Necesitamos recuperar los principios de la salud pública que tienen como eje principal el sentido de solidaridad y justicia social.

Otro punto indispensable de abordar es el enfoque territorial. El territorio como espacio de expresión de la vida, de la salud, y la enfermedad, requiere tener en consideración los procesos históricos, culturales y simbólicos constituyentes del ser comunidad. ¿Qué implica un enfoque territorial  que sirva al cuidado de la vida? Uno de esos caminos es la inclusión de las comunidades en la conceptualización y construcción de un enfoque territorial del cuidado, con participación en todas las instancias de decisión colectivas.

La inclusión de los/as alcaldes/as como representantes del nivel comunal no reemplaza a la participación ciudadana y comunitaria. Del mismo modo, la perspectiva territorial no puede reducirse al reparto en grupos sociales divididos por zonas geográficas dejando de lado el proceso de construcción sociohistórica de los paisajes-países que existen en nuestro país.

Un plan de desconfinamiento debiera considerar aspectos tales como la calidad y acceso universal a los espacios públicos, áreas verdes y parques naturales, asumiendo las diferencias y las diversidades territoriales. También debe fortalecer las propias formas organizativas de las comunidades para hacer frente a la pandemia.

Debemos comprender que pensar en los territorios es pensar en los modos de vida, el territorio no es un mero límite geográfico que demarca un espacio. La situación de la Araucanía ejemplifica lo que sucede en un territorio expoliado por el neoliberalismo, donde la vida colectiva y el bienestar-salud en su sentido amplio (físico, mental, espiritual, comunitario y ambiental) se ha visto enormemente dañado.

A lo largo de esta crisis socio-sanitaria, las personas han encontrado distintas formas para sobrellevar la situación presente, entendiendo que estamos en una sociedad donde el neoliberalismo y el patriarcado han hundido sus raíces en múltiples aspectos de la vida. Al mismo tiempo, estamos experimentando una situación sanitaria que conlleva altos niveles de estrés, aumentado por las sobrecargas laborales productivas y reproductivas, es decir, asociadas al trabajo remunerado y al sostenimiento de sí mismos/as y de otros/as.

Se ha vuelto una práctica habitual responsabilizar individualmente a la población bajo una lógica autoritaria, clasista, paternalista, infantilizadora y culpabilizadora. Una mirada retrospectiva de lo ocurrido en estos meses (por ejemplo, la organización de ollas comunes, la demanda por comida, el retiro del 10% de la jubilación), ha evidenciado que  gran parte de la población del país no accede a elementos mínimos de bienestar, constatándose la urgente necesidad de generar un sistema de cuidado equitativo y solidario para el conjunto de la población.

Ad portas al Plebiscito, y dado el profundo anhelo colectivo de cambio social, el proceso constituyente se abre como una posibilidad real de transformación y de poner en el centro el cuidado de la vida, considerando un enfoque territorial pertinente a las distintas realidades, fomentando y respetando la autonomía y capacidad de mutuo-cuidado.

El mayor desafío es ir a contrapelo de las bases neoliberales que sustentan a la sociedad chilena, de un gobierno que no solo no (nos) cuida, sino que entorpece la actuación solidaria y colectiva. Invitamos a hacer del cuidado de los/as demás nuestra consigna, absolutamente necesaria para posibilitar la participación y protagonismo en nuestra historia y la posibilidad de cambio que supone el proceso constituyente.

https://www.eldesconcierto.cl/2020/08/29/ciudades-con-y-post-covid-19/

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