Perros en áreas protegidas: Conaf gestiona trabajo colaborativo para abordar amenaza a la fauna nativa

Por: María del Mar Parra | Publicado: 11.11.2020
Perros en áreas protegidas: Conaf gestiona trabajo colaborativo para abordar amenaza a la fauna nativa / Pixabay
La presencia de perros es una de las principales amenazas para los animales que viven en áreas protegidas. Y no se trata solo de perros asilvestrados sino sobre todo de mascotas domésticas. La Corporación Nacional Forestal (Conaf) se ha asociado con ONGs, municipios y otros servicios para controlar el fenómeno y llama a más comunidades a sumarse a los esfuerzos.

Pudús atacados, zorros con tiña y guanacos desplazados de su hábitat, son algunas de las consecuencias que ha tenido la presencia de perros en áreas protegidas. Y no se trata solo de perros asilvestrados sino sobre todo de mascotas domésticas. Los perros son una de las principales amenazas en estas áreas, solo superados por los incendios forestales y las especies exóticas invasoras.

Los guardaparques de Conaf monitorean especies con cámaras trampa y capturan a los perros para sacarlos de los parques. Pero las actividades que más han dado resultado son en alianza con municipios, ONGs y otros servicios públicos. “El problema de los perros no lo podemos solucionar desde Conaf porque nosotros trabajamos en las áreas protegidas, pero los perros vienen de afuera. El trabajo principal debe ser el de impedir que entren”, explica Marcelo de la Maza, del departamento de conservación de la diversidad biológica de Conaf.

¿Fauna protegida?

“La sola presencia de perros en áreas protegidas ya afecta la fauna nativa, que los percibe como depredadores y termina habiendo menos abundancia de especies nativas donde están los perros”, comenta de la Maza.

Además de ser desplazados de su hábitat, los animales nativos son muchas veces cazados por perros, dejándolos heridos o muertos. “Desde el 2012 hasta la fecha en los parques Pan de Azúcar y Llanos de Chaye, se registran 34 guanacos muertos por ataques de perros. Considerando que son poblaciones que no superan los 100 individuos, es un impacto bastante considerable”, explica.

Los perros son también un depredador para los pudúes; la especie de ciervo más pequeña. Según un estudio, la mayoría de los ingresos de pudúes al centro de rehabilitación de fauna silvestre del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad San Sebastián de Concepción entre el 2012 y el 2017 fue debido a ataques de perros; cifras que se repiten en otros centros.

Estrategias colaborativas áreas protegidas

El problema de los perros no es una novedad. En el 2015, Conaf comenzó a implementar una normativa que prohíbe el ingreso de perros de visitantes o vecinos en las áreas protegidas. Pero para ejecutar la medida, ha sido necesario un trabajo de concientización y vínculo con las comunidades aledañas y con los municipios.

Los pioneros en estas alianzas han sido dos parques de Atacama: el Parque Nacional Llanos de Challe y el Parque Nacional Pan de Azúcar. Allí se han generado convenios municipios para trasladar los perros capturados dentro de los parques al canil municipal cuando no tienen dueño. Allí se realizan campañas de adopción, para liberar cupos en los caniles. Este vínculo fue fundamental ya que “en otras áreas donde tenemos cámaras trampa instaladas, detectamos a los perros, pero si no tienen dueño no sacamos nada con llevarlos fuera del parque porque vuelven a ingresar”, destaca el biólogo.

A escala nacional, Conaf trabaja junto a la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere) que lleva adelante el programa Mascota Protegida. Bajo esta alianza, se hace un trabajo para monitorear, esterilizar y microchipear a los perros de las comunidades aledañas a los parques, y poder identificar a los dueños de perros que se encuentran dentro de los parques. El programa también contempla un vínculo con los municipios para generar ordenanzas municipales que multen la entrada con perros a áreas protegidas.

Además, se trabaja en conjunto con el Ministerio de Medio Ambiente y con ONGs para generar campañas de educación en tenencia responsable. Las organizaciones postulan a fondos de la Subdere para ejecutar acciones educativas, como por ejemplo en trabajo con los caricaturistas de Faunánimo.

Una responsabilidad compartida

“Las restricciones de presupuesto siempre van a existir, pero se pueden suplir si trabajamos de forma colaborativa con todos los actores involucrados o con interés en el tema. Ya tenemos convenios con algunos municipios y servicios y la idea y el llamado es que más organizaciones y gobiernos locales se sumen para extender los esfuerzos a todo el territorio nacional”, afirma de la Maza.

Por último, el llamado tanto de guardaparques como de autoridades nacionales de la corporación, es a las y los dueños de las mascotas. “El principal desafío para que no haya perros vagando de forma libre en zonas donde pueden causar un daño, es que las campañas de educación surtan efecto y que las personas sean responsables de sus mascotas”, resume el biólogo.

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