Sustentabilidad: huella de carbono de productos y trazabilidad con tecnología blockchain

Por: Bienes Comunes | Publicado: 06.05.2022
Sustentabilidad: huella de carbono de productos y trazabilidad con tecnología blockchain /
Aún son muy pocas las empresas en el mundo que dan a conocer la huella de carbono de sus productos. Una de las marcas que está innovando en este ámbito en Chile es Karün, empresa B dedicada a la fabricación de anteojos hechos en base a materiales reciclados.

Por primera vez en nuestro país y entrando a un reducido grupo a nivel mundial, una marca da a conocer la huella de carbono de cada uno de sus productos. Son muy pocas empresas en el mundo que han transparentado su impacto de esta forma transversal, siendo referentes a nivel internacional en esto marcas como All Birds u Oatly.

Una de las marcas que está innovando en este ámbito en Chile se trata de Karün, compañía que desde 2012 busca liderar en la innovación de materiales sustentables a través de sus anteojos hechos en base a materiales reciclados como redes de pesca de la Patagonia, nylon descartados y/o metales en desuso.

En un evento realizado en Café Puelo, Karün reveló que la huella de carbono promedio de sus anteojos es de 1,69 KGCO2e/producto final, menos de la mitad que la de un anteojo común de la industria. En el mismo evento, junto a un equipo de especialistas, articularon un interesante debate sobre el rol de las empresas y el Estado frente a la crisis climática.

El panel contó con la participación de la Ministra de Medio Ambiente, física y climatóloga, Maisa Rojas; Gonzalo Muñoz, especialista en sustentabilidad aplicada y United Nations Climate Action Champion de la Cop25; Julieta Martínez, activista social, fundadora de Tremendas y embajadora de la Youth Task Force Beijing +25 por ONU Mujeres, además de Thomas Kimber, CEO de Karün, World Bank Summit Speaker 2019 y TED Sao Paulo Speaker.

Para medir la huella de carbono de sus productos, la compañía hizo un exhaustivo Análisis de Ciclo de Vida validado por una empresa de asesoría de economía sostenible baja en carbono (Greenticket), el cual incluye: rescate de la materia prima de fuentes en desuso; proceso de reciclaje; proceso productivo; confección de estuche, caja y papeles de embalaje; transportes y consumo energético hasta el producto final.

“Ser pioneros en esta materia nos enorgullece enormemente y si bien nuestros productos tienen una huella de carbono baja, el trabajo ahora es reducirla aún más. Creemos también que cambiar la manera en que interactuamos con el medioambiente es tarea de todos y por eso queremos invitar y ayudar a otras marcas a sumarse a esta iniciativa”, afirmó el fundador y CEO de Karün, Thomas Kimber.

Trazabilidad completa 

Otro de los desafíos de Karün, en el contexto de aportar a las metas y compromisos de la COP26 -así como también a la urgencia de reducir las emisiones de gases invernadero-, era poder detallar la trazabilidad de sus anteojos, lo que lograron a través del uso de tecnología blockchain.

Junto a la empresa Julasoft, Karün desarrolló un software de trazabilidad que, escaneando el código QR de cada producto, permite transparentar a sus clientes cada proceso detrás de este. El consumidor podrá informarse dónde se recolectó el material de sus anteojos, y todo el viaje desde el material descartado hasta convertirse en un nuevo producto para llegar a las manos de cada cliente.

“Creemos que las empresas y el mundo privado tienen un rol muy importante en la lucha contra el cambio climático, pero para lograr resultados primero hay que ser transparentes. Medir la huella de carbono y hacer pública la trazabilidad de nuestros productos es una manera de mostrar con acciones concretas que queremos ser parte de la solución”, destacó Kimber.

La iniciativa busca socializarse y masificarse, ya que la apuesta de Karün radica no solo en comprender su propio impacto sino en volver común el manejo de la huella de carbono tanto para las empresas como para los consumidores. En la medida en que más marcas adopten esta medida, podría volverse una herramienta tremendamente útil que potencialmente podría revolucionar el consumo, así como fueron las etiquetas y los sellos hace unas décadas en la industria alimenticia. No solo haría que las marcas trabajen arduamente para mejorar sus números, sino que logrará educar a los consumidores sobre el impacto de cada una de sus decisiones al comprar.

 

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