Mes de la minería: ¿Puede esta industria extractiva considerarse “verde”?

Por: Pedro Hernández | Publicado: 24.08.2022
Mes de la minería: ¿Puede esta industria extractiva considerarse “verde”? / Imagen: Mykhailo pavlenko / shutterstock
La actual demanda de “minerales críticos” necesarios para avanzar hacia una transición energética que permita alcanzar la carbono neutralidad, tales como cobre y litio, ha instalado nuevas narrativas “verdes” en la minería, las que en principio parecieran ser más responsables ambientalmente pero que han desatado diversos cuestionamientos por parte de las comunidades locales y la sociedad civil.

Durante el mes de agosto diversos medios sectoriales y gremios mineros conmemoran el “Mes de la Minería”, destacando los principales desafíos de la industria y, sobre todo, realzando su importancia para la economía chilena. Si bien, el sector representa una parte importante del Producto Interno Bruto (PIB) y es el principal producto de exportación nacional, esto ha significado también un impacto para las comunidades locales que conviven diariamente con algún proceso productivo derivado de la minería – ya sean yacimientos en explotación, relaves, fundiciones, entre otros –. Por esta razón, es sumamente importante preguntarse si la minería podría considerarse “verde”, bajo qué estándares y quiénes deberían aprobar esta nueva categorización.

Con el fin de contribuir a esta discusión, Fundación Terram publicó recientemente el documento Minería verde, el mito de las responsabilidades en las cadenas de suministro de minerales escrito por el economista e investigador Telye Yurisch, donde se describe que en el contexto de crisis climática pareciera que urge por etiquetar como “verde” a la industria minera y también desentraña los elementos claves para entender lo que es una “cadena de suministros limpias”, cómo se busca aplicar esta nueva categoría la realidad minera de Chile y posibles impactos ambientales.

En el actual contexto de crisis climática, los grandes consorcios empresariales del el mundo intentan enfrentar el calentamiento global implementando nuevos paradigmas de producción y consumo que sean bajos en emisiones de carbono, lo cual trae consigo una fuerte demanda de los denominados “minerales críticos”, tales como el cobre y el litio; fundamentales en la implementación de la electromovilidad, modernos sistemas de almacenamiento de energía (baterías de litio) y toda la industria electrónica en general. Lo cual, sin duda, abre múltiples debates públicos en los países sudamericanos dado que en ellos se encuentran las mayores reservas de minerales de cobre y litio.

Según explica el investigador de Fundación Terram, tanto el Gobierno como el sector minero extractivo han intentado posicionar públicamente el término de “minería verde” como una nueva estrategia comercial que permita viabilizar la inversión en el sector. No obstante, Telye Yurisch cuestiona este proceso ya que “desde las comunidades locales y organizaciones de la sociedad civil se han planteado diversas críticas y desafíos que ponen en cuestión la efectividad de dicha estrategia, problematizando el alcance y efectividad que presenta el término ‘verde’”.

¿Cómo certificamos una minería “verde”?

Debido a la alta conflictividad que existe alrededor de la industria minera en el mundo, actualmente existe una creciente inquietud desde los gobiernos y las empresas por obtener productos que hayan sido fabricados bajo altos estándares de responsabilidad y buenas prácticas socioambientales. Lo cual, en términos mineros y económicos, se conoce como “suministro responsable de minerales”.

En respuesta al sentido de responsabilidad detrás de los impactos socioambientales provocados por las industrias extractivas, es que se ha impulsado la creación de diferentes estándares, guías y certificaciones, que buscan perfilar el comportamiento de una empresa asegurando un abastecimiento “responsable” de minerales.

En el documento de Fundación Terram se destaca que actualmente existen diversas iniciativas que buscan certificar a las industrias mineras que operan en Chile como “responsables” en aspectos sociales o ambientalmente “verdes”. La primera de las experiencias nacionales fue el caso de la estatal Codelco el año 2016 con su “Proyecto Cobre Responsable o Cobre Verde”, seguido por cupríferas privadas como BHP Billiton, Antofagasta Minerals, AngloAmerican y Freeport McMoRan, y la empresa nacional Codelco en 2022, quienes han presentado sus cartas de compromiso a la certificación “The Copper Mark”.  

No obstante, existe una importante preocupación por parte de distintos actores de la sociedad civil y comunidades locales que habitan cercano a faenas y operaciones mineras, ya que consideran que estas certificaciones no solo se deben acotar a la implementación de mejores estándares tecnológicos y ambientales voluntarios, o a la compensación de impactos, sino que debieran propiciar la implementación de mejores regulaciones gubernamentales en las distintas etapas que componen el suministro de minerales. Por último, aún existen distintos problemas de implementación relacionados con los mecanismos de certificación y el acceso oportuno a la información del comportamiento de la minería extractiva, lo cual impide asegurar la trazabilidad responsable de la producción nacional.

Los Impactos ambientales de la minería verde

A mediados de 2019, durante el gobierno de Sebastián Piñera, se estableció una mesa de trabajo denominada “Mesa de Minería Verde”, conformada principalmente por representantes de la industria y con una baja participación de la sociedad civil, donde se definieron tres ejes temáticos de trabajo: gestión hídrica, reducción de emisiones y promoción de la economía circular.

En palabras de Telye Yurisch, a la fecha aún sigue faltando una definición de “minería verde” que aborde los distintos impactos del proceso minero, evidenciados por la sociedad civil y organizaciones locales. Lo que demuestra que este término o apellido “verde” busca caracterizar los “riesgos” o temas que le preocupan a la industria y no así los desafíos de política ambiental que han relevado las comunidades y organizaciones ambientales locales y nacionales por largos años.

Por ejemplo, los tres ejes nombrados anteriormente (gestión hídrica, reducción de emisiones y economía circular) poseen una aplicabilidad altamente conflictiva ya que involucran procesos industriales contaminantes y peligrosos: como la instalación desregulada de plantas desalinizadoras y el reprocesamiento de relaves activos o abandonados.

Finalmente, en el documento Fundación Terram expresa sus dudas respecto a que la estrategia “verde” y los lineamientos de “responsabilidad” que ha establecido el mercado para el sector minero, ya que aún no se han traducido en una mejora de los estándares socioambientales locales y nacional, considerando que todavía persisten los problemas de estrechez hídrica, contaminación, ni tampoco en el resguardo de la naturaleza, como son los glaciares y la biodiversidad.

Si deseas leer más sobre el documento “Minería verde, el mito de las responsabilidades en las cadenas de suministro de minerales” puedes ingresar aquí.

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