Las marejadas se consideran “anormales” cuando llegan a ingresar en bahías y puertos generando daños a infraestructura costera, inundaciones, reducción de playas, suspensión de tránsito y de otras actividades. De ese calibre son las marejadas que se dieron en enero en varios puntos de la costa a lo largo del país.
Según un análisis del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), estas marejadas son cada vez más frecuentes e intensas, y esa tendencia seguirá aumentando debido al cambio climático.
Distintos estudios han podido constatar, usando modelos numéricos del oleaje, que en Chile hay una tendencia al aumento del número de marejadas por año a lo largo de toda la costa. También ha crecido el número de alertas de marejadas emitidas por la autoridad marítima, y ha disminuido el tiempo de operación portuaria, lo que también evidencia las pérdidas económicas que generan las marejadas, y que en el 2020 ascendieron a 345 millones de dólares.
Esa tendencia al alza se mantendrá a raíz del cambio climático, concluye el análisis del CR2. Esto porque al considerar las proyecciones de cambio climático se intensificarán los vientos superficiales en altas latitudes tanto en el hemisferio norte como en el sur, lo que provoca más marejadas, y de mayor tamaño y energía.
“Si además se considera que el aumento de las temperaturas globales genera deshielo y expansión térmica del océano, con su consiguiente aumento del nivel del mar, las marejadas más intensas impactarán aún con mayor fuerza el borde costero, afectando la infraestructura costera, las playas y las actividades humanas”, agrega el informe, elaborado por la investigadora Catalina Aguirre y el divulgador científico José Barraza, ambos del CR2.
Ante estos resultados, el análisis recomienda que “se deben asumir medidas de adaptación, como evitar construir en el borde costero, repensar las infraestructuras que se emplazan en esta zona, y promover conductas de autocuidado de la población”.