En los últimos días se conoció que el Río Maipo por primera vez no tuvo el caudal suficiente para llegar al mar, cortándose el flujo de agua en la desembocadura. Aunque se trata de una nueva señal de alerta, para quienes estudian la situación del río no fue una sorpresa, sino que viene a confirmar un diagnóstico ya acabado y que obliga a modificar la gestión y consumo de agua en la Región Metropolitana, cuya demanda se satisface en un 80% por este río.
“El uso de agua en la RM es alto. No ha variado mucho desde hace 40 años pero siempre ha sido alto con respecto a la cantidad de agua disponible, entonces el balance hídrico es muy estrecho y esta situación se agrava a medida que aumenta el uso y disminuye la disponibilidad. Es muy probable que en los próximos días se comience a hablar de riesgo de abastecimiento de agua potable para la RM y de medidas de emergencia”, alerta Juan Pablo Boisier, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2).
¿Qué le pasa al Maipo?
“La situación es dramática. Efectivamente el Maipo está en sus niveles mínimos históricos de caudal para la estación de verano y eso se ve tanto en la cabecera de la cuenca como en la desembocadura. Además venimos de dos años donde el caudal fue muy bajo por las condiciones híper secas del 2019 y 2021”, explica Boisier.
Según el investigador, la situación de la desembocadura podría variar en invierno, donde el caudal depende de las lluvias de estación, a diferencia del verano donde el caudal viene del derretimiento de glaciares. Sin embargo, como la tendencia ha sido a una disminución de las precipitaciones, los bajos caudales podrían mantenerse durante todo el año.
La disponibilidad de agua no solo se define por la megasequía que afecta al país hace más de una década. “Incluso si este componente natural de megasequía se rompe, de todas formas hay una tendencia de largo plazo de menos precipitaciones y menor caudal, por el escenario de cambio climático”, agrega Boisier.
¿Qué se puede hacer?
En este contexto, es urgente adaptarse al escenario climático de menor disponibilidad de agua, y la principal línea de acción para esto es transformar el uso que hacemos del agua, que es el factor que se puede controlar. Mientras se toman medidas de emergencia en la desembocadura, existen varias propuestas y algunos avances de medidas más integrales y de largo plazo.
“La situación que vemos en la desembocadura del Río Maipo tiene que ver con extracciones ilegales que se hacen en la parte media de la cuenca y que no se fiscalizan”, denuncia Diego Luna Quevedo, especialista de política y gobernanza en Manomet Inc. Aumentar la capacidad de fiscalizar las irregularidades es una de las propuestas que se hacen para mejorar el uso del agua.
También existe una batería de propuestas específicas para la cuenca del Río Maipo, elaborada de forma participativa por la iniciativa Escenarios Hídricos de la Fundación Chile. La hoja de ruta para la cuenca del Maipo propone sobre todo medidas de eficiencia en el uso de agua, y otras medidas para restaurar ecosistemas. Crear un Consejo de cuenca para una gobernanza que integre a todos los actores involucrados es otra de las medidas que se están abordando desde la Gobernación Regional Metropolitana.
Impacto del sector agrícola
El gran consumidor de agua del río Maipo es el sector agrícola. En ese sentido, medidas de eficiencia de uso de agua en la agricultura son esenciales para adaptarse a futuros escenarios con menos agua disponible. Sin embargo, es importante que las medidas tomadas tengan como foco disminuir el uso de agua y no aumentar la producción.
“No tiene mucho sentido tomar medidas de eficiencia en el riego por ejemplo, si esas medidas conllevan que tu cultivas más. Se da un efecto rebote y el resultado neto de esa medida termina siendo nulo. Lo importante es disminuir el uso absoluto de agua en la región, y las políticas públicas deben apuntar a aumentar la eficiencia pero no el volumen producido”, argumenta Boisier.
00