Santiago irrespirable: experto propone medidas estructurales para descontaminar el aire

La capital del país está sujeta cada año a estrictas medidas permanentes y transitorias para prevenir la contaminación atmosférica, como restricción vehicular, prohibición de quema de leña o límites a la actividad industrial.

Sin embargo, Santiago sigue batiendo récords: durante la segunda semana de mayo calificaba como la ciudad con peor calidad del aire de todo el mundo, y estudios alertan de la mortalidad que aumenta a causa de la contaminación atmosférica en la ciudad.

¿Cómo se puede abordar este problema? El profesor e investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la Universidad Católica, Héctor Jorquera, enumera algunas medidas a abordar en una ciudad con sequía, mala ventilación y con cada vez más personas viviendo y autos circulando.

El dilema del polvo

“El número de vehículos circulando en la ciudad aumenta y eso genera más contaminación sobre todo por el levantamiento de polvo de las calles. Por estar en una zona semiárida y con sequía, se acumula más polvo en las calles y los autos al pasar lo muelen hasta que alcanza un tamaño pequeño y pasa a ser respirable”, explica.

Este aporte que significa el polvo a la contaminación del aire no se soluciona con el cambio a autos eléctricos, sino disminuyendo el número de vehículos que circulan.

“Una medida que a veces se toma de forma temporal y según la comuna, pero debería ser continua y extendida, es el lavado de calles para remover el polvo. Para esto es necesario usar algo de agua, pero significa poco gasto comparado con los programas de riego de los municipios”, propone Jorquera.

Impulso al transporte público

Otro dilema asociado en Santiago es la disminución en el uso del transporte público. “El transporte público no ha podido volver a los niveles de uso que tenía antes de la pandemia. Esto preocupa porque significa que para desplazarse más gente está usando el vehículo particular, y eso contribuye a mantener alta la contaminación”, señala el profesor.

Para Jorquera sería relevante una campaña comunicacional y otras medidas que incentiven volver a usar el transporte público. “Se necesita un esfuerzo para resolver eso porque una vez que la gente adquiere el hábito de agarrar el auto para salir, es difícil revertir esa costumbre. Empezó por miedo al contagio, pero hoy en día ya no es tal el riesgo”, apunta.

Áreas verdes

Una medida que propone el investigador a largo plazo es el aumento y mejor distribución de áreas verdes en la ciudad. “Las áreas verdes en Santiago se concentran en las comunas de más altos ingresos, porque dependen de los recursos de cada municipio. Ya se han anunciado planes de arbolado urbano y reforestación con especies de bajo consumo hídrico y eso tiene múltiples beneficios”.

Según explica Jorquera, la vegetación ayuda específicamente a controlar la contaminación atmosférica porque reduce el levantamiento de polvo y captura las partículas en la vegetación misma. Eso sin contar la regulación de temperatura local y los beneficios psicológicos de tener más cercanía con la naturaleza.