En los mares de Chile hay bosques de algas que funcionan como hogar de cientos de especies marinas, además de cumplir el rol ecológico de capturar carbono de la atmósfera, reduciendo el cambio climático.
En la Patagonia chilena existen los bosques de algas más prístinos del mundo, pero la industria salmonera y la extracción desregulada de algas para su exportación ponen en peligro este valioso ecosistema.
A los esfuerzos de la academia, de organismos del estado y ONGs para preservarlos, ahora se suman organizaciones territoriales, a través de la campaña ciudadana Bosques Azules, que busca concientizar a la población sobre el valor de estos ecosistemas.
La campaña la levanta un grupo de organizaciones establecidas entre Magallanes y Chiloé, que comparten el objetivo de dar a conocer el valor que tienen los bosques de algas para la vida de cada persona, para impedir que la deforestación del fondo marino se extienda hacia el sur.
“En Chile especies como el loco, la centolla, la jaiba y los erizos viven en torno a los bosques de algas pardas. Además se calcula que logran una absorción de cinco millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, además de producir una gran cantidad de oxígeno”, señalan los coordinadores de la campaña.
Conoce la campaña Bosques Azules CL aquí.