Vecinas y vecinos de Tongoy se organizaron esta semana, agarraron sus palas y abrieron una barra para que el agua del estero de Tongoy volviera a correr hacia el mar. El estancamiento del agua del estero en su desembocadura generaba externalidades negativas como la presencia de mosquitos.
“Falló la autoridad y los vecinos hicieron la pega” fue la reacción en redes sociales. Sin embargo, la acción generó alerta entre la comunidad científica, desde donde advirtieron la importancia de seguir protocolos y evaluar ambientalmente cualquier intervención a un cuerpo de agua.
@ajlr_96Los tongoyinos debido a una plaga de zancudo y oído sordo que han hecho las autoridades locales ya que hablaron con el alcalde , hoy fueron en grupo a abrir el estero con palas y así hermosear la playa , Tongoy se siente abandonado . Pero una vecina dice pero cuando se une Tongoy lo sacan adelante.
Ante la contingencia, se agendó una jornada de capacitación el 5 de septiembre con vecinas y vecinos, representantes de la Seremi de Medio Ambiente y del proyecto GEF Humedales.
“El cambio climático genera condiciones de sequía, y el caudal disminuido tiene menos fuerza para poder romper al mar. También aumenta el número de marejadas que obstruyen con arena las salidas de los cuerpos de agua al mar, por lo que vemos humedales costeros en nuestra región tapados con mayor frecuencia por barreras naturales”, explica el Seremi de Medio Ambiente de Coquimbo, Leonardo Gros Pérez.
“Cualquier intervención humana debe ser evaluada ambientalmente porque puede ser peor en cuanto a enfermedades, y al remover el material se puede afectar la flora, fauna y calidad de agua de este lugar”, agrega.