Ante la crisis hídrica estructural que vive el país, y que a pesar del lluvioso invierno aún genera estragos en lugares como la región de Coquimbo, el Congreso está cercano a despachar a ley una norma que regula y permite reciclar las aguas grises y usarlas para regar el campo.
Las aguas grises son las aguas residuales provenientes de la ducha o tina del baño, el lavaplatos, el lavarropas y otros. Se diferencian de las aguas negras que son las que salen del excusado del baño con materia fecal.
Cada vez más países están implementando medidas para reciclar las aguas grises y usarlas para riego en la agricultura, aunque es necesario imponer ciertas regulaciones para no afectar la inocuidad de los alimentos que se riegan con ellas.
¿Qué se puede regar?
Según la ley que atraviesa su tercer trámite, lo único que no se puede regar con aguas grises son las hortalizas y frutas que crecen a raz del suelo, ya que “esta agua lleva rastros químicos por el tratamiento al que debe someterse, y eso puede quedar en los alimentos cerca del suelo, por lo que hay que estudiarlo más”, explica el asesor del Ministerio de Agricultura, Xavier Palominos.
Según el especialista, se pueden regar con esta agua especies frutales que crezcan en altura como los paltos, los ciruelos o los naranjos, o en arbustos como los arándanos. También se puede usar para cereales, viveros, plantas leñosas, cultivos ornamentales y praderas de pasto para alimentar al ganado.
¿Cómo se hace?
Las aguas grises no se pueden usar directamente sino que deben someterse a tratamiento. “Lo primero que se necesita es un sistema de separación de las aguas grises y las aguas negras en el domicilio”, aclara Palominos, recordando que la mayoría de las casas no tienen esta división.
Luego es necesaria una planta de tratamiento, con una infraestructura por la que circule el agua del domicilio hacia la planta, y luego de la planta hacia un sistema de conducción para riego. “Hay experiencias piloto y el costo de inversión a veces no supera los $ 10 millones”, comenta el especialista.
Además, con la aprobación de la ley, se podrá optar a subsidios estatales para financiar estos sistemas, tanto para pequeños agricultores con el programa de obras menores de riego del INDAP, como para sistemas más grandes, con los fondos de la Ley de Riego.