Motivo de gran preocupación para la comunidad científica ha sido la degradación del bosque nativo esclerófilo de la zona central de Chile debido a la megasequía, que a pesar de haber vivido un año lluvioso, acumula más de una década de impactos en el medio ambiente.
Una de las señales de esta degradación del bosque se ve en el color de los árboles, que cada vez son menos verdes. Según un reciente estudio, en sólo 100 días entre 2019 y 2020 el cambio de color de los árboles fue tan drástico y extendido que significa una transformación inédita en el mundo.
“Este trabajo es relevante pues evidencia que, a escala global, la situación climática de Chile central es crítica y nos muestra que el efecto sobre el bosque –por la magnitud en que ocurrió- no tiene comparación a nivel mundial, porque abarcó una gran extensión de superficie en un período muy breve”, explica Cristián Delpiano, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB).
El estudio fue realizado por especialistas del IEB, la Universidad de Chile, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y publicado recientemente en la revista Nature.
La pérdida de verdor del bosque tiene implicancias que aún no se miden, como extinciones locales de especies, cambios en las cadenas alimenticias y distribución de especies, y transformaciones en la calidad del suelo, sumado a la acumulación de ramas y hojas secas que pueden propagar incendios.
Según uno de los especialistas del estudio e investigador del CR2, Alejandro Miranda, se debe evaluar además si los árboles están muriendo o si el oscurecimiento y pérdida de hojas es una estrategia adaptativa para sobrevivir, logrando rebrotar después.
La degradación del bosque esclerófilo representa una alerta dado que se trata de un ecosistema único que solo existe en 5 lugares del mundo, que en Chile presenta un alto nivel de endemismo, por lo que muchas de sus especies solo existen en el país, y representa una barrera natural contra el avance de la desertificación hacia el sur del país.
Utilizar el mapeo del estudio para ejecutar planes de reforestación y restauración, y afinar el monitoreo son algunas de las recomendaciones de quienes desarrollaron el estudio, alertando además que la transformación del bosque esclerófilo puede ser un antecedente de lo que le ocurriría a otros bosques mediterráneos bajo los efectos de la sequía, ya que se lo considera un ecosistema centinela.