Alerta en Ñuble por visto bueno para polémico embalse: Acusan irregularidad en evaluación

Autoridades de la región del Ñuble aprobaron esta semana la construcción de un embalse que ha despertado polémica en la comunidad en torno al río Diguillín.

El embalse Zapallar es un proyecto del Ministerio de Obras Públicas que inundará 424 hectáreas de la región, y 45 de ellas son parte de la Reserva de la Biósfera y corredor biológico Nevados de Chillán – Laguna del Laja.

Mientras se trata de un proyecto esperado por la industria agrícola, pequeños productores, organizaciones vecinales y ambientales se oponen por la afectación a la biodiversidad de la zona, sobre todo en la parte del corredor biológico, y al río Diguillín donde se instalará el embalse.

Desde las organizaciones manifiestan dudas sobre quiénes serán los reales beneficiados del embalse, en una zona donde unos pocos propietarios agrícolas concentran derechos de agua del río para la agroexportación.

Según la vocera del movimiento Somos Diguillín, Valentina Ibarra, el proceso de participación ciudadana para evaluar el proyecto tuvo irregularidades, ya que se realizó a fines de 2020, en momentos de restricción de desplazamiento por la pandemia.

Acusa que las solicitudes para aplazar el proceso por la situación fueron rechazadas, y que gran parte de las reuniones se hicieron en línea, en una zona rural con poca comunicación y muchos adultos mayores y campesinos. Muchos de los predios que se inundarán pertenecen a pequeños agricultores campesinos que deberán ser relocalizados.

Si bien el corredor biológico afectado tiene muchas más hectáreas, las organizaciones acusan que la zona a inundar tiene presencia de especies vegetales que sólo existen en el centro sur de Chile y que están en estado vulnerable de conservación.

Una de ellas es el guindo santo; una especie clave para la producción de una miel monofloral calificada como única en el mundo y de alta calidad, que se produce solo en la zona cordillerana del Biobío.

¿Embalses como solución?

El Diguillín presentó en abril de 2023 su caudal más bajo en la historia reciente del río según datos de la Dirección General de Aguas (DGA). No tomar en cuenta los escenarios climáticos e hídricos a futuro para la elaboración de proyectos es una larga crítica que se ha hecho a muchos proyectos.

El más emblemático es el embalse Las Palmas en Petorca, cuya construcción fue suspendida luego de constatar errores en el cálculo sobre disponibilidad hídrica en la zona, que atraviesa una severa sequía.

Los embalses han sido calificados por diversos especialistas como una solución obsoleta para la crisis hídrica, ya que genera impactos ambientales como la fragmentación del río y la interrupción en el flujo de sedimento impactando los ecosistemas aguas abajo y en la desembocadura, además de su alto costo para lograr beneficios que se pueden conseguir con soluciones basadas en la naturaleza.

Así lo estima la especialista de Escenarios Hídricos 2030, Ulrike Broschek, quien recomienda técnicas ancestrales de infiltración de acuíferos, reforestación de las cabeceras de cuenca con vegetación nativa, y otras acciones de restauración de ecosistemas hídricos, que logran el relleno de acuíferos subterráneos mejorando la disponibilidad hídrica de forma rápida y a bajo costo, con beneficios colaterales para la biodiversidad, el paisaje y la salud de las personas.