Que de algo sirva la teleserie Juegos de Poder que cada noche emite Mega. En Chile sufrimos de amnesia. Los terremotos más que mover tierra hacen cortocircuito en los neurotransmisores de la memoria.
Leo que este señor que fue presidente de RN y ex senador, vuelve a aparecer como si nada hubiese pasado anunciando con presentarse a la alcaldía de Las Condes y se da el lujo de bromear con el Museo de Cera.
Carlos Larraín se aprovechó de la manera más inmoral de las necesidades de una familia en 2014. Tapó con miserables 10 millones de pesos, en abril de 2014, la posibilidad de que la familia Canales pudiese entablar una querella por homicidio. Su hijo menor, Martín Larraín Hurtado, la noche del 18 de septiembre de 2013 atropelló y abandonó sin prestar auxilio a Hernán Canales.
El muchacho confesó luego de una seguidilla de versiones en las que se contradijo una y otra vez, que » antes de huir me quedé 25 minutos junto al hombre que aún emitía sonidos guturales” y luego escapó para negarlo todo en primera instancia.
Desde un comienzo Larraín padre aseguró que su hijo no cumpliría prisión efectiva por homicidio y que el máximo riesgo que iba a correr era la pena remitida. Mandó varias veces a su gente a ofrecer plata hasta que con 10 millones logró su cometido.
Carlos Larraín debería estar fondeado si fuese un hombre decente. Y nosotros debiéramos sacudirnos del peor mal que tenemos los chilenos: la mala memoria.