El mundo del deporte y particularmente la NBA se ha convertido en uno de los más duros detractores del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Previo a la tradicional visita que realizan los campeones del básquetbol estadounidense a la Casa Blanca, fueron varias las figuras que habían advertido sus resquemores de querer estrecharle la mano al mandatario norteamericano. El alero Kevin Durant fue el primero en encender las alarmas cuando señaló a ESPN que no asistiría porque «no respeto a quien está ahora en el despacho».
«No estoy de acuerdo con lo que él está de acuerdo. Es un tema personal, pero si conozco a mis compañeros como creo, estarán de acuerdo conmigo», añadió el ex Oklahoma City Thunder.
Sin embargo, esta vez fue la oportunidad de la máxima figura del combinado de Oakland, Stephen Curry. En conferencia de prensa, el base anunció que la decisión sería sometida a votación dentro del equipo, «pero mi voto será negativo cuando nos reunamos«.
El 30 de Golden State subrayó que de todos modos será «una decisión colectiva» e indicó que «tenemos la oportunidad de mandar un mensaje que ojalá transmita unidad y nos ayude a apreciar lo que significa ser americano. Sea cual sea la opinión de cada uno, tenemos que aprovechar esta oportunidad«.
Ante esta ola de críticas, fue el propio Donald Trump quien salió al paso y en su cuenta de Twitter le quitó la invitación a la Casa Blanca al equipo campeón.