En una verdadera fiesta se transformó el centro de Santiago luego de la infartante última fecha eliminatoria que dejó eliminado a Chile de la próxima Copa del Mundo, pero que dejó contentos a dos países que jugaban entre ellos: Perú y Colombia.
El partido definitorio se vivió como una verdadera fiesta en el casco histórico de la ciudad. Cientos de peruanos y colombianos se juntaron en el barrio de Cal y Canto o en los locales de Mac-Iver y San Antonio para seguir las alternativas del trascendental partido que finalmente terminó 1-1.
Los goles de James Rodríguez y Paolo Guerrero alegraron a ambos pueblos, quienes gracias a la goleada que le propinó Brasil a la Roja permitieron que ambos quedaran contentos: los cafeteros clasificaron directo a Rusia y los del Rimac aseguraron el repechaje contra Nueva Zelanda.
Así, tras el pitazo final, los inmigrantes de ambos países se unieron en la Plaza de Armas y en calles como Bandera y Catedral para celebrar el resultado que les permite soñar con el próximo Mundial.