Luka Modric hoy se enfrenta a Argentina defendiendo los colores de Croacia, selección en la que es la figura excluyente, gracias a su gran toque con el pie, su claridad mental a la hora de entregar el balón y el remate de media distancia. Pero la estrella del Real Madrid no tuvo un camino fácil.
El capitán de la Selección croata nació hace 32 años en la aldea Modrici, que le dio su apellido, en la parte croata de Yugoslavia. Hijo de Stipe y Radjoka, dos trabajadores de una fábrica de tejidos local, que los tuvo fuera de casa durante gran parte de la niñez de Luka. Sin embargo, el gran desafío que tenía por delante era otro.
En 1991, con 6 años, la familia comenzó a viajar escapando de las balas y bombas de la Guerra de la Independencia, escondiéndose en albergues de refugiados. Es ahí donde el padre y madre decidieorn que era momento de que el pequeño tuviera una distracción, la que llegó en forma de pelota de fútbol.
Pero el balón no fue suficiente para escapar del terror de la guerra. Un día, cuando huían, un grupo de nacionalistas serbios se toó con un grupo del que seleccionaron a siete rebeldes para fusilarlos. Uno de los elegidos fue el abuelo de Luka, el hombre que lo cuidó cuando sus padres trabajan. Y ahí, frente al niño, fue asesinado a tiro de fusil.
De ese episodio el jugador que pasó por el Totteham Hotspurs de Inglaterra nunca se ha querido referir, ocultando un etapa dolorosa que marcó su vida para siempre.
De ahí en adelante, cuando el conflicto en los Balcanes acabó, Modric se dedicó profesionalmente al futbol, un mundo que lo rechazaba por su físico, delgado y bajo para el estándar europeo. Sin embargo, a los 16 años, el Dinamo Zagreb, el equipo de la capital de Croacia lo reclutó deslumbrado por su enorme talento, similar al de uno de los grandes de la historia de este deporte: el holandés Johann Cruyff.
Hoy, Luka Modric tiene la misión de obtener otros 3 puntos y encumbrarse como líder del grupo D al ganarle a Argentina, a falta de enfrentarse solo con la guerrera selección de Islandia.