Ha sido la celebración más polémica del Mundial de Rusia. Cuando los suizos Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri festejaron sus respectivos goles frente a la Selección de Serbia se robaron todas las cámaras y armaron un lío diplomático que les costará miles de dólares.
Es sabido que a la FIFA no le gustan las demostraciones políticas en sus competencias y prefieren que queden fuera de la chancha, es por eso que se tomaron tan mal las celebraciones de los dos cracks de Suiza y la Comisión Disciplinaria los terminó multando con US$ 10.000 por «conducta antideportiva».
La historia es la siguiente y partió a los 52′ del segundo tiempo del partido del partido válido por la segunda fecha de la fase de grupos, cuando el jugador del Arsenal empató el marcador y llevó sus manos al pecho con los dedos extendidos, haciendo la forma de un águila.
Minutos más tarde, cuando el encuentro ya expiraba, a los 90′, Shaqiri desniveló el partido con el definitivo 2-1 y le copió el gesto a su compañero con la águila bicéfala.
Lo anterior, porque los dos goleadores suizos son de origen albano con vínculos con Kosovo, ex provincia de Serbia que declaró su independencia en 2008 y que aun Belgrado no reconoce, y desatando una sangrienta matanza que vivieron de cerca, ya que Xhaka escapó de la guerra con su familia y la familia de Shaqiri es kosovesa.
El volante que juega en el fútbol inglés incluso dijo que «el gol y la celebración eran parte de mi pueblo, para mi patria y para mi padres». Y claro que quería reivindicar a su familia que sufrió con el conflicto de los Balcanes, ya que su padre, de origen albano, era un activista que fue detenido en 1986 por Serbia por tres años.
Por su parte, Serbia calificó los festejos como «ridículos» y «provocativos» e ingresaron la queja formal a la FIFA
Además, hubo un tercer multado y es el capitán suizo, Stephan Lichtsteiner, quien también recibió una advertencia y una sanción por $5.050 dólares. Aunque no se sumó a las celebraciones, defendió a los futbolistas.