El origen del conflicto
La rivalidad entre Jair Bolsonaro y Rui Costa no es nueva. De hecho, desde que el primero fuese elegido como presidente de Brasil, el cruce de declaraciones ha sido constante. Se trata de dos políticos en las antípodas ideológicas.
Por ello, la decisión de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) de celebrar el partido entre Brasil y Chile en Salvador de Bahía en plena pandemia sorprendió a pesar de contar con el apoyo del gobierno central de Brasil. Rui Costa, gobernador de la ciudad, no tardó en anunciar que es imposible que se dispute en el estadio Arena Fonte Nova.
La razón, según el político local, está fundamentada en las cifras de contagios que sigue sufriendo el país y en las restricciones derivadas de ellas. Esto le ha llevado a afirmar que “no habrá excepciones a ningún evento” y que “la selección puede cambiar el estado en que jugará cuando lo desee”.
La CBF tiene que decidir
Por tanto, queda en manos de la CBF tomar una decisión. Lo más posible es que se busque otra sede para el encuentro entre ambos equipos y dejar a un lado la ‘guerra fría’ entre Bolsonaro y Costa. Algo que no debería influir en las posibilidades de triunfo de la Roja en portales como Betsson Chile, pero nunca se sabe. Cualquier factor puede decantar la balanza.
Las opciones de Chile para llegar al Mundial de Qatar 2022
Brasil (39 puntos) y Argentina (35 puntos) tienen sellado el pase para la Copa del Mundo de Qatar 2022. Muy encarrilada la tiene, tras 16 partidos disputados, Ecuador gracias a sus 25 puntos. Pero, a partir de ahí la cosa se aprieta. Uruguay, uno de los rivales que le queda a Chile, tiene 22 puntos. Perú, que ocupa la quinta posición que da derecho a jugar el repechaje, posee 21 puntos, mientras que Chile se queda en 19 puntos.
Por tanto, Chile se asegurará el repechaje si gana los dos partidos que le quedan por disputar ante Uruguay y Brasil y tendrá muchas papeletas de alcanzar la clasificación directa. En cambio, si pierde ante Uruguay, solo podrá acceder a la repesca si vence a Brasil y Perú no logra sacar adelante ninguno de los compromisos que le quedan. En resumen, la única opción es salir a ganar y esperar a ver qué hacen los demás.