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Analistas dudan del TPP-11: “La globalización no ha eliminado ni eliminará la pobreza”

Por: Samuel Romo | Publicado: 19.10.2022
Analistas dudan del TPP-11: “La globalización no ha eliminado ni eliminará la pobreza” Cartel contra el TPP-11 extendido frente al Palacio de La Moneda | Agencia UNO
A la espera de la conclusión de la firma de un tratado comercial que abarca 11 economías y cerca de un 15% del PIB mundial, expertos de la Universidad Academia Humanismo Cristiano se declaran en alerta frente al debate de avances sociales, ambientales y laborales y la pérdida de soberanía.

Una vez ratificado el TPP-11 por el Senado, el debate ha pasado desde el escenario de las especulaciones al de los hechos consumados. La tramitación del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico se encuentra en compás de espera tras una polémica tramitación que se extendió por cuatro años y que ha generado un amplio rechazo por parte de movimientos sociales y políticos que han advertido sobre los efectos de un acuerdo comercial que afectaría particularmente al país e impactaría en la soberanía frente a nuevos actores corporativos del resto de los países firmantes: Australia, Brunei, Canadá, Malasia, Japón, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam.

El abogado y cientista político Carlos Mena dice haber observado este tema en una panorámica similar a la de otros tratados de libre comercio. A su juicio, en ese aspecto se trazan líneas de defensa que se abren a la decisión legislativa.

“Me parece que el país no puede excluirse de una participación activa dentro del Asia-Pacífico puesto que la evolución del ordenamiento mundial apunta a que la zona va a adquirir una relevancia aún mayor de la que ya tiene. Pero eso no significa que el tratado deba ser aprobado bajo una forma que sea perjudicial para nosotros”, sostiene respecto de la posibilidad de diálogo bilateral que ofrecen marcos regulatorios específicos como las side letters (cartas laterales), que es la estrategia que está impulsando el gobierno de Gabriel Boric.

“Tampoco podemos aceptar que se establezcan mecanismos de arbitraje que terminen favoreciendo a las corporaciones por sobre el país. Se debe garantizar que los mecanismos de resolución sean neutrales y que no haya restricciones a ciertas políticas internas indispensables para que el país inicie un proceso de desarrollo industrial que está totalmente limitado hoy en día”, señala el exdiplomático y funcionario del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Desde ese mismo enfoque comercial, Natalia Vargas, docente de la carrera de Administración Pública de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, estima que “el problema no es exclusivo de este pacto sino que es inherente al sistema que se construyó en torno a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Cuando se habla de la soberanía que se cede al implementar el TPP-11, hay que recordar que esto ya ocurrió con otros acuerdos. Lo que sucede es que su aprobación institucionaliza una lógica que ya estaba instalada en lo que respecta a las inversiones, por ejemplo”.

A favor y en contra

Los 11 países signatarios del TPP-11 combinan economías que generan aproximadamente 13,5 billones de dólares e involucran al 6,6% de la población mundial. Cifras de una economía global que algunos esgrimen como razón suficiente para suscribir el acuerdo, pero para la que existen argumentos a favor y en contra, explica el abogado Rodrigo Medina.

“Dentro de los argumentos laudatorios se dice que con el TPP-11 nuestro país tendrá acceso a un mercado del Asia Pacífico que agrupa a más de 500 millones de personas y que representa cerca del 15% del PIB mundial. Que será un motor para el desarrollo, generando ingresos anuales por cerca de 2 puntos del PIB. Se dice que Chile, como una economía pequeña, no tiene otra estrategia posible de desarrollo que una basada en ser abierta y competitiva y que esta permitirá aumentar el mercado de sus exportaciones en condiciones más favorables que los países que no son miembros. En suma, los argumentos favorables de la ratificación del acuerdo se fundan en la necesidad ineludible de apertura de nuestra economía en los escenarios post pandémicos”, describe ante un panorama que también apunta a una enorme fragilidad.

A continuación, presenta sus aprensiones basadas en los mismos principios globalizantes que ponen en entredicho la independencia económica de Chile: “Aquí, se da un tema que es subyacente al TPP-11 y que es el enfrentamiento entre estados y corporaciones como empresas transnacionales. Este es un problema sobre el cual la doctrina y los tribunales de nuestra región ya se han pronunciado y es un asunto de no menor importancia. Entonces, por debajo de las críticas al TPP-11, hay una muy importante hacia el destino de la globalización y a la relación del Estado con estas empresas transnacionales”.

La deseada interacción de una aldea global se encuentra con choques económicos, culturales y sociales que el TPP-11 subraya en una diversidad de derechos humanos, ambientales, laborales y económicos que el doctor en ética y democracia, Álvaro Ramis apunta como una consecuencia con la cual se debe actuar con precaución en este período de la negociación.

Recomienda al gobierno poner suma atención al espacio de las side letters y la reflexión final sobre los puntos de todo acuerdo. “Ratificar sin mayor análisis el cuerpo del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico puede generar un modelo de desbalance ante la respuesta requerida por grandes empresas internacionales ante el Estado. Es importante que este tipo de decisiones se ajusten a todas las precauciones y prevenciones que se puedan adoptar hoy para evitar cualquier efecto nefasto en el futuro», dice el rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Derechos sociales versus derechos económicos

El subsecretario José Miguel Ahumada (i) y la ministra Antonia Urrejola (d), durante la Sesión de Sala del Senado donde se analizó el TPP-11. Foto: Agencia UNO

Cada vez más extendido, el predominio de los derechos comerciales sobre los derechos humanos parece sostenerse sobre los tratados de libre comercio como mecanismos punitivos de defensa que actúan ante paneles arbitrales internacionales donde los inversionistas pueden demandar a los gobiernos exigiendo compensaciones por el incumplimiento de sus compromisos.

En ese escenario, podría darse la eventualidad de acciones legítimas de protección de derechos ambientales y laborales que resulten refractarios a los derechos comerciales obtenidos por parte de los socios del tratado.

«Si el Estado puede terminar siendo llevado a una situación en que no pueda ejercer su soberanía respecto a la regulación de actividades extractivas, de impacto ambiental o de vulneración de derechos laborales, el análisis de estos acuerdos debe ser tomado hoy con mucha consideración porque quienes serán afectados finalmente son las comunidades, los territorios y los trabajadores”, destaca el rector de la UAHC.

Rodrigo Medina regresa sobre la idea de una globalización mal entendida como respuesta a las grandes deudas de la sociedad: “La globalización no ha encontrado los mecanismos que puedan favorecer a los grupos más vulnerables. Una rápida expansión económica, de por sí, no ha eliminado ni eliminará la pobreza, la desigualdad o la deprivación. Pensarlo así es un error”.

El camino a seguir, para que esta firma definitiva no se convierta en un revés es, para la especialista Natalia Vargas, el análisis profundo del Ejecutivo para enfrentar con argumentos cualquier eventualidad que deje espacios en blanco para la mantención de la institucionalidad y la soberanía.

“Hay que dar esa pelea para que, de la misma forma que se hacen estos tratados, también se instalen regulaciones internacionales con obligaciones o impuestos a las transnacionales. Si estamos preocupados sobre entregar soberanía, entonces preocupémonos también de recolectar los frutos de esa entrega de soberanía a través del cobro de gravámenes a las grandes corporaciones”, plantea Vargas.

Finalmente, el abogado Carlos Mena convoca a la misma reflexión para que -en el tramo definitorio de discusión sobre la adopción del TPP-11- se garantice que Chile no pierda ninguna independencia. “En ese sentido me parece correcto que el Presidente haya planteado el asunto de las side letters para asegurarse de que no haya una posibilidad de limitaciones al desarrollo futuro del país”, sostiene.

 

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