«Soy mujer, igual que ustedes, y no puede ser que se estén tomando mi universidad», declama Javiera Rodríguez, consejera superior de la Universidad Católica y militante gremialista, en el frontis de Alameda y ante la presencia de cámaras y medios de comunicación. Es viernes 25, hace pocas horas la Casa Central fue tomada por estudiantes feministas movilizadas protestando contra el acoso y el abuso que se vive dentro de la casa de estudios. Pero a Javiera ese método de protesta no le gusta para nada.
«Yo tengo ganas de razonar, son ustedes las que tomándose la universidad no tienen ganas de razonar», dice Rodríguez en un video que fue registrado por 24 Horas y rápidamente viralizado en redes sociales.
Tres días después de este incidente, el lunes 28, la toma se depuso luego de llegar a un acuerdo de pisos mínimos con el rector Ignacio Sánchez: revisar la situación de las trabajadoras subcontratadas, reformular el protocolo contra el acoso sexual y que a los estudiantes transexuales se les reconozca su “nombre social” en listas de asistencia y tarjeta estudiantil.
No obstante, las estudiantes siguen evaluando el nuevo curso que tomará la movilización y entre todo eso, evaluando los coletazos que dejó la ocupación de Casa Central.
A 24 horas de la bajada, las feministas tienen en la mira a Javiera Rodríguez, quien fuera durante las 72 horas que duró la toma una de sus principales opositoras tanto dentro como fuera de la universidad.
Por ello, las voceras del movimiento emitirán un comunicado criticando el rol desempeñado por Rodríguez durante el fin de semana, en especial por sus conversaciones con Ignacio Sánchez cuando aún no se abrían las negociaciones y sus públicos cuestionamientos al accionar en la Casa Central.
De acuerdo a Daniela Pinto, coordinadora del movimiento feminista, están evaluando un camino para forzar la destitución de la dirigente gremialista o –en su defecto- pedirle que renuncie al cargo.