Las fotografías del proyecto de reportaje fotográfico en curso, buscan retratar un sitio y las personas que lo habitan. Se trata de un espacio que fue cedido por el Gobierno de Chile a personas de origen mapuche, algunos procedentes de Arauco y otros que viven en Santiago y que recibieron el beneficio de poder ocupar un terreno en base al Ministerio de Bienes Nacionales.
El lugar se encuentra ubicado en la periferia de Santiago, en la comuna de Maipú y el terreno es ocupado hace algunos meses, desde que comenzaron a establecerse y a desarrollar las tradiciones propias de su etnia.
El terreno habitado por los mapuche, que fue entregado por el Gobierno de Chile a través de la Municipalidad de Maipú, es el resultado de una espera de más de 10 años.
Existe en los mapuche la constante incertidumbre de cuándo volverán a sentirse desplazados de una tierra a la que rinden tributo, los ha llevado a desarrollar su vida, luchando por mantener sus costumbres.
Este hecho de otorgamiento de un espacio en la comuna de Maipú, se da en el marco de un intento de integración a través de la construcción de su espacio propio y que busca ayudar y fomentar las costumbres y medicina Mapuche a la ciudadanía común que podría verse beneficiada por sus conocimientos.
A través de este proceso en curso, he logrado vincularme de manera muy cercana a los mapuche que habitan dicho espacio, me han permitido ser parte de sus rituales y ceremonias, y con el paso del tiempo he aprendido sobre su enorme bondad y ganas de ayudar desinteresadamente a personas enfermas a través de su medicina.
El haberme acercado a estas personas, me ha ayudado a entender sus argumentos históricos por los cuales continúan luchando como pueblo por un reconocimiento sólido y merecido. Al ver sus rituales he vivenciado su alegría y participación masiva en las actividades, la protección que se brindan, el aprecio por la juventud y la valoración de los abuelos que son testimonios vivientes de su lengua y costumbres.
Se ha perdido muchísimo de algunas de sus costumbres, su lengua corre serio peligro al no enseñarse en casi ninguna parte de Chile.
Lo que queda hoy, es aprovechar su medicina natural que es capaz de curar depresiones y problemas de salud de muchos ámbitos, su bondad con los visitantes que muchas veces llegan de manera curiosa a ver qué es lo que ahí se está gestando y que poco a poco busca mantener en este espacio las costumbres y tradiciones que claramente podrían no sobrevivir a esta poca valoración que existe de nuestros antepasados.
El problema del territorio y desplazamiento de la etnia que busca establecerse en un sitio otorgado por el estado, junto con lo que ahí ocurre a diario, es el tema principal del relato.