En medio de un despacho en vivo, el reportero brasileño se acercó a hablar con el oficial de policía que lideraba la operación, para terminar su entrevista acercándose a los dos detenidos que permanecían en el suelo, boca abajo, y con las manos esposadas. Posteriormente, el periodista se acercó a un tercer sujeto, que yacía inerte al lado del automóvil que fue intervenido.
Luego de hacerle unas preguntas y no obtener respuestas, el reportero comprendió que estaba entrevistando a un individuo fallecido y comentó con tono humorístico: «Por increíble que parezca he entrevistado a una persona que ya está muerta». Segundos después, continuó su despacho como si nada hubiese ocurrido.