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Las caras que lideran la nueva ofensiva de la derecha en América Latina

Por: Francisco Parra | Publicado: 17.03.2016
En Perú, Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela, la derecha presenta caras renovadas para retomar el poder. A 18 años del triunfo electoral de Hugo Chávez, hoy los gobiernos progresistas del continente están en entredicho.

Durante los últimos meses se ha repetido un debate en América Latina: ¿Hay un fin del ciclo de los gobiernos progresistas del continente? En 1998, Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela e inició un período inédito en un mundo que desde la caída del muro de Berlín abrazaba el neoliberalismo. Después, en 2003 el Partido de los Trabajadores de Brasil llegó al poder, mismo año que Néstor Kirchner en Argentina. En 2005 el Frente Amplio uruguayo llegaría al gobierno y en 2006 aparecerían Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia. Todos, pese a las diferencias de cada país y proceso, orquestaban el ciclo de gobiernos progresistas de América Latina, críticos del neoliberalismo y de la injerencia estadounidense en la región.

Aprovechando los buenos precios del petróleo y materias primas, los gobiernos progresistas aplicaron medidas sociales básicas en uno de los continentes más pobres y con mayor desigualdad del planeta. Se estima que más de 60 millones de latinoamericanos han salido de la pobreza en estos países. Apelando a la integridad política, económica y social de América Latina, conformaron el Mercado Común del Sur (Mercosur). Por el lado opuesto está, por ejemplo, la Alianza del Pacífico, pacto económico que reúne a México, Colombia, Perú y Chile, los países «neoliberales».

Pero ya con más de una década de gobiernos progresistas y con los precios de las materias primas por el suelo, la fragilidad de los procesos se empieza a reflejar. El kirchnerismo, en diciembre pasado, representó la primera derrota electoral, con la llegada a la Casa Rosada del empresario Mauricio Macri. En solo un par de meses, el chavismo perdió la Asamblea Legislativa en Venezuela y Evo perdió el plebiscito que buscaba permitir constitucionalmente su reelección.

Fuera del ámbito electoral, Dilma Rousseff pasa por una de las peores crisis económico-política de Brasil, con un juicio político en marcha y el líder del proceso, el ex presidente Lula da Silva, acusado de corrupción y lavado de dinero. En Ecuador, Rafael Correa enfrenta cada vez más críticas de los sectores indígenas que lo ayudaron a llegar al gobierno, mientras que Alianza País -el pacto electoral que lo apoya- debe buscar un candidato para el 2017 que tenga la dura tarea de suplantar al líder de la Revolución Ciudadana.

Ante el contexto de «posneliberalismo», la derecha tuvo tiempo de rearticularse. Y hoy ya muestra su fuerza: renovada, con un discurso más atractivo, que no niega los avances sociales y que pone sus dardos contra la corrupción desatada a lo largo del continente. En eldesconcierto.cl presentamos un pequeño perfil de los líderes que quieren darle la estocada final al ciclo de gobiernos progresistas.

Keiko_Fujimori_2Perú: Keiko Fujimori

La hija del polémico Alberto Fujimori -condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción- es la candidata favorita para convertirse en la próxima presidenta de Perú.

El legado de su familia es algo que Keiko carga sobre sus espaldas. Y no por nada: como presidente, su padre disolvió el Congreso, ordenó la detención de sus rivales políticos, se le responsabiliza por asesinato y secuestro agravado en distintos casos, además de apropiación de fondos públicos. Sus tíos se encuentran prófugos de la justicia y su madre denunció haber sido torturada por Fujimori padre.

Pero hoy, Keiko es la principal apuesta de la conservadora agrupación Fuerza Popular para llegar al gobierno. Se ha manifestado a favor de la pena de muerte y en contra del matrimonio de personas del mismo sexo y es la única de los 15 candidatos a la presidencia de Perú que marca sobre el 30% en las encuestas. Su estrategia electoral es desmarcarse de su padre. Incluso ha dicho que no lo indultará si llega al poder.

«Yo soy Keiko Fujimori, no Alberto Fujimori, soy otra persona», ha declarado. Pero por mucho que quiera desvincularse de su padre, a Keiko también le pesa la corrupción. El último caso conocido pone en riesgo su candidatura, ya que habría recibido fondos de financiamiento a través del cobro de cocteles y rifas. La ley peruana prohíbe este tipo de actos, por lo que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) podría marginarla del proceso. Dando explicaciones, su candidato a vicepresidente dijo que «Keiko no tocó sobres de dinero, la virgen la protegió». Se le acusa además de recibir financiamiento del narcotráfico.

A la espera de las resoluciones del JNE, miles de peruanos han salido a las calles los últimos días en contra de la campaña de Keiko. «Fujimori nunca más», se leía en varias pancartas.

Argentina: Mauricio Macrimacri

El triunfo de Mauricio Macri sobre el kirchnerista Daniel Scioli en las elecciones presidenciales de diciembre pasado no fue un hecho menor. Se trata del primer hombre de derecha que llega a la presidencia por la vía electoral en Argentina.

En solo tres meses, Macri parece estar desatado. De hecho, con el Congreso paralizado por el verano, el flamante presidente utilizó 29 Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) en sus primeras 48 horas en la Casa Rosada. El doble de los que utilizó la dictadura de Rafael Videla en 1976 en la misma cantidad de tiempo. Así pudo reducir el presupuesto de educación de un 6% del PIB a un 3%, eliminar el cepo cambiario y permitir la libre circulación de dólares. Esta era una medida impulsada por Cristina Fernández para evitar que el peso argentino se devalúe ante los movimientos del mercado internacional. La iniciativa fue aplaudida por los grandes exportadores, principales beneficiarios. Desde entonces, la moneda argentina se ha devaluado más de un 50%. Y pese a los cambios, la inflación se mantiene superior al 20% y el gobierno ha dicho que seguirá siendo así todo el año.

En este tiempo también han sido despedidos más de 30 mil personas del sector público y derogó la Ley de Medios, iniciativa que regulaba el espectro radioeléctrico y televisivo y le entregaba al Estado el rol de garantizar un acceso universal y gratuito.

La última jugada fueron las nuevas condiciones de negociación con los «fondos buitres», los grupos económicos que sostienen la deuda externa argentina y que estaban desde hace años enfrentados judicialmente con el gobierno de Cristina Fernández. El equipo de Macri ha dicho que es necesario retomar el endeudamiento externo para evitar la crisis fiscal y reanudar la relación del país con los mercados de crédito internacionales. El gobierno pidió al Congreso emitir más de 11 mil millones de dólares de nueva deuda para pagarle a los buitres en efectivo, con los que ya tiene acuerdo. Y según una editorial del diario Financial Times, los buitres son los más contentos, pues estarían obteniendo ganancias que van desde el 846% hasta el 3.186% del capital invertido.

En el Congreso, Macri demostró que también tiene muñeca política. Con votos del peronismo disidente -no kirchnerista-, logró que se derogaran las leyes que promovió Cristina que impedían el pago a los buitres y que se aprobara la nueva deuda.

leopoldo lópezVenezuela: Leopoldo López y Henrique Capriles

La derecha está motivada en Venezuela. El triunfo del pasado 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias es su principal razón. El control de la Asamblea Nacional les permite ejercer una oposición mucho más fuerte al gobierno de Nicolás Maduro. De hecho, ya debaten abiertamente las distintas fórmulas para destituir al sucesor de Hugo Chávez, entre las que consideran un referéndum revocatorio para mitad de año o una enmienda constitucional que acorte el período presidencial.

Pero pese a que a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) los una su odio al chavismo, tienen más de una diferencia interna. Una de las primeras acciones en la AN fue tramitar la libertad de los presos políticos, entre los que se encuentra el polémico Leopoldo López, condenado a 13 años de prisión  por asociación para delinquir, instigación pública y determinador en los delitos de incendio y daños.

Ex alcalde de Chacao, representa la facción más dura del antichavismo. Abiertamente neoliberal en lo económico, se le critica su estilo duro y «violento». Ha sostenido que la única forma de derrotar a sus enemigos es con la movilización en las calles. En enero de 2014, presentó una estrategia de fin al chavismo: movilizaciones callejeras indefinidas hasta que Maduro renuncie. El saldo fueron 43 personas asesinadas, 10 por disparos de la policía, el resto por agentes de seguridad, transeúntes o personas que intentaban retirar barricadas y fueron baleadas por manifestantes, como la chilena Gisella Rubilar Figueroa.

López también estuvo involucrado en el intento de golpe de Estado del 2002 y está condenado por malversación de fondos públicos. Paradójicamente, sus enemigos también están en la derecha. Los principales líderes de la oposición se alejan de su estrategia y evitan asistir a actos que piden su liberación. De hecho, ni siquiera se refieren a él en público. Según filtraciones de Wikileaks, la embajada de Estados Unidos considera que López es la segunda persona más odiada por la oposición, después de Chávez. Con la Ley de Amnistía en tramitación, cabe esperar cuál será el rol de López en la oposición.

Distinto es Henrique Capriles, candidato derrotado por Maduro en las últimas elecciones por escaso margen. Es gobernador de Miranda y ha representado la mayor oposición electoral al chavismo, centrándose más en las debilidades de la gestión y en la alternancia en el poder y no impugnando sus logros. Pese a que ha sido desplazado por parte de los otros partidos de la oposición -por considerarlo demasiado «tibio» en sus críticas- su historial lo avala como una de las mejores opciones que tiene la derecha. Hoy apuesta activamente por el referéndum revocatorio como el mecanismo legítimo para derrocar a Maduro.

Ha dicho en entrevistas que su modelo ideal es el que sostuvo la Concertación en Chile.

chapetonBolivia: Soledad Chapetón

De tan solo 34 años, Soledad Chapetón se ha posicionado en la política boliviana. Descendiente aymara y opositora a la gestión de Evo Morales, fue electa alcaldesa de El Alto, el más grande bastión electoral del Movimiento al Socialismo (MAS) y sede de la histórica «guerra del gas», que en 2003 terminó con la renuncia del entonces presidente Sánchez de Losada y fue uno de los principales impulso de Morales.

El máximo representante de su partido Unidad Nacional, el empresario Samuel Doria Medina es resistido por gran parte de los bolivianos. «La Sole», en cambio, representa una imagen distinta: mujer aymara, hija de campesinos, joven, urbana. Es la expresión de la derecha renovada que pretende quitarle el poder a Morales. Para 2019, elecciones en que no estará el líder cocalero, llegará con la experiencia de gestión de la segunda ciudad más grande del país.

Chapetón niega definirse de derecha -pese a su adscripción al principal partido representante del sector- y demuestra por qué es tan peligrosa para el MAS: Reconoce el concepto de «Estado Plurinacional» -resistido por la derecha dura-, habla de la coca como «la hoja sagrada» y apoya la unión civil entre personas del mismo sexo.

Brasil: Aécio Neves

aecio nevesRepresentante del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), fue derrotado por Dilma Rousseff en segunda vuelta de las últimas presidenciales por escaso margen. Líder de la oposición, es el principal articulador del impeachment o juicio político con que buscan destituir a la actual mandataria.

Con amplia experiencia política como diputado, gobernador y senador -y con fama de «mujeriego» y amante de las fiestas-, es uno de los herederos políticos del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. Su principal arma contra el PT han sido las denuncias de corrupción y la recuperación de la economía, que propone activarla a través de grandes acuerdos comerciales con Estados Unidos.

Sin embargo, Neves no se salva de las acusaciones de corrupción. El senador del PT Delcídio Amaral -el mismo que denunció la complicidad de Dilma y Lula en el caso Petrobras- declaró ante la justicia que el propio Neves también está involucrado en el polémico caso que ha sacudido a la política brasileña.

Neves habría recibido una coima de parte de una de las empresas involucradas en el entramado de corrupción, que recibían dineros desviados de Petrobras y sobornaban a políticos. También se le acusó de tener una fundación con sede en un paraíso fiscal, desde donde habría retirado el dinero. Su última campaña presidencial también está en la mira por lo mismo.

 

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