El Papa Francisco ha querido dar una clara señal tras su visita a la isla griega de Lesbos, donde se encuentra uno de los principales campos de refugiados de Europa. Este sábado ha tomado su avión con destino al Vaticano acompañado de 12 refugiados sirios, entre los que se encuentran 6 niños.
Sólo 5 horas necesitó el pontífice para conocer la realidad en la que viven miles de personas que esperan conseguir asilo en Europa. La situaciôn se ha agravado especialmente desde que la Unión Europea firmara un acuerdo con Ankara, que permite la expulsión hacia Turquía de los migrantes llegados en Grecia provenientes de las costas vecinas.
En un comunicado, el Vaticano señala que el Papa “ha querido hacer un gesto de bienvenida”, explicitando que se trata de familias musulmanas, originarias de Damasco, capital siria. La comunidad cristiana de San Egidio será la encargada de recibirlos, mientras que el Vaticano resolverá los demás detalles de su estadía. Estas familias habían hecho la demanda de asilo antes del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía
Lesbos ha tomado notoriedad internacional en el último año pues se ha convertido en el punto de llegada de centenares de miles de personas que han huido de guerra, opresión y pobreza en Medio Oriente, África y Asia, en busca de asilo en Europa.
Desde la firma del acuerdo entre la UE y Turquía, se ha convertido en el escenario de cientos de deportaciones.
Francisco visitó el campamento de Moria, este sábado, donde almorzó con unos 3.600 migrantes. En un discurso que abordó el dilema moral de la crisis de refugiados, el pontífice les dijo: «no pierdan esperanza… no están solos».