Pese a que hace casi 40 días que Hillary Clinton cuenta con los delegados suficientes para ser la candidata demócrata, Bernie Sanders recién entregó su apoyo público este martes. Esta dilatación fue parte de la estrategia de Sanders para forzar al Partido Demócrata a adoptar algunas de las medidas que él había proclamado durante las campañas de primarias. Pero finalmente, dio su apoyo ayer en el estado de New Hampshire, un lugar clave para Sanders ya que en ese estado ganó las primarias, donde aseguró que Hillary Clinton“será una presidenta excepcional”.
Dos fueron los puntos en los que Clinton tuvo que ceder para obtener el apoyo de Sanders: el compromiso de mejorar los planes sanitarios con nuevos fondos en la próxima década y, la más sentida: eliminar la matrícula estatal para las familias con ingresos de hasta 125.000 dólares, en un país que vive un panorama de endeudamiento educacional similar al chileno.
“Con su ayuda, estamos uniendo fuerzas para derrotar a Donald Trump, ganar en noviembre, y sí, juntos construir un futuro en el que todos podemos creer», dijo Clinton respecto a Sanders. La unidad del Partido Demócrata se concretó así, ya que además de Sanders han apoyado a Clinton la emblemática figura del ala izquierda del partido, Elizabeth Warren, y el presidente Obama. Como gesto, Clinton aprovechó el acto del martes para pedir el fin del “racismo sistemático” que aún sufre el país y la retirada de “armas de guerra” de las calles, en referencia tanto a los asesinatos racistas de ciudadanos afroamericanos por parte de la policía como al tiroteo de Dallas de la semana pasada, donde murieron 5 policías.