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Historiadoras argentinas sobre situación de Dilma Rousseff: “La participación política de las mujeres se sanciona con una doble moral”

Publicado: 02.09.2016

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El caso de Dilma Rousseff creo que es claramente un golpe de Estado encubierto. Le pueden poner el nombre que gusten, pero lo que han hecho es un golpe de Estado, y justamente los que lo hacen son las personas que deberían primero estar siendo juzgadas —o que lo están— por aquello mismo que supuestamente están acusando”. Así opina la historiadora argentina Adriana Valobra sobre la situación acaecida en Brasil, cuyo Parlamento aprobó la destitución de la Presidenta.

La académica visitó la Universidad de Valparaíso junto a su colega Graciela Queirolo, también argentina. Ambas doctoras fueron invitadas por el Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la Facultad de Humanidades de la UV para participar en el coloquio “Actualidad de la Historia de Mujeres en Argentina”. Este evento fue el resultado de la estancia académica de la doctora Claudia Montero, académica de la UV, en Salamanca en junio pasado.

Consultadas ambas sobre si la condición de mujer en un cargo de poder, como la Presidencia, influye negativamente en la opinión pública y en los propios colaboradores de esas mujeres, Adriana Valobra señala: “A mí me parece que independientemente de que las mujeres tengan un proyecto de corte feminista o tengan algún interés en temáticas de género, independientemente de cómo se hayan proyectado en un cargo político, siempre tienen un costo extra. Si eso además va de la mano de otras cuestiones, siempre son peores esas cuestiones si son mujeres que si son varones. No se juzga con la misma vara”.

Por ello, añade, “es una doble moral con la que se sanciona la participación política de las mujeres, por llegar al cargo que sea, desde el punto de vista político partidario o ideológico que sea: los costos siempre son mayores. Y los hechos hablan a las claras. Me parece además que los que tienen posiciones más reaccionarias respecto de eso son los sectores conservadores, muchas veces los propios sectores desde donde surgen esas mujeres. Es una situación muy paradójica”.

Cambiar costumbres y maneras de pensar

Por su parte, Graciela Queirolo se refiere a cómo se podría cambiar esta situación: “Mujeres que ocupan un lugar público siempre tienen que estar justificando por qué sí, por qué no, lo que sea; es como que lo privado está proyectado sobre lo público permanentemente: siempre hay que dar cuenta, siempre hay que dar explicaciones. Cambiar esto implica una gran campaña de educación y de trabajo en muchos niveles, desde los niñitos más pequeños hasta los adultos más enormes. Es cambiar costumbres y cambiar maneras de pensar y de ver. Que también a nosotras nos cuesta, porque la cultura termina operándonos, haciéndonos hablar y pensar maneras de decir las cosas o de ver que son contradictorias”.

 Destacadas historiadoras

La académica de la UV Claudia Montero, quien participó junto a las profesoras invitadas en el coloquio referido, destaca la importancia de esta visita: “Tanto Adriana como Graciela son de las historiadoras más importantes de la generación actual en Argentina. Son las personas que están haciendo historia de Argentina e historia de mujeres, así que es muy importante que estén acá”.

 

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