El socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, que reúne a los ministros de economía de los países de la Unión Europea-, abrió una incendiaria polémica por sus declaraciones en un diario alemán del pasado lunes, en las que acusaba a los países del sur de derrochar el dinero en «alcohol y mujeres» para después pedir ayuda.
Dijsselbloem dijo que como socialdemócrata «considera la solidaridad algo extremadamente importante», pero luego puntualizó que «quien la exige también tiene obligaciones. No puedo gastarme todo mi dinero en licor y mujeres y a continuación pedir ayuda. Este principio se aplica a nivel personal, local, nacional e incluso a nivel europeo».
Esta declaración le está pasando factura al político holandés. Muchos partidos políticos de países del sur europeo presentes en el Parlamento de la Unión pidieron su salida, incluyendo a partidos de centroderecha que han impulsado duras medidas de recortes y ajuste fiscal de acuerdo a lo solicitado por Alemania, el resto del norte europeo y los otros organismos fiscalizadores, como el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Según el diario El País, Dijsselbloem perdió evitó disculparse el mismo lunes en la Eurocámara y su portavoz tampoco quiso hacer declaraciones este martes.
Las polémicas palabras del holandés provocaron las peticiones de dimisión del gobierno portugués y del ex primer ministro italiano, Matteo Renzi. Menos contundente se mostró su homólogo español Luis de Guindos, quien señaló que «las declaraciones me parecen desafortunadas desde el punto de vista de la forma y del fondo» y lamentó que Dijsselbloem no quiera retractarse. «Esperaba que se hubiera arrepentido».
Si finalmente el ministro de Economía holandés no toma la decisión de dimitir de su representación en el Eurogrupo, las elecciones celebradas el pasado miércoles en Holanda podrían provocar al corto plazo su salida ya que su partido obtuvo muy malos resultados en los comicios y difícilmente su partido podrá ocupar nuevamente el cargo.