La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) asumió durante la tarde este viernes las funciones de la Asamblea Nacional (el Congreso venezolano) con el fin, según el gobierno, de preservar la paz y el avance económico del país.
El hecho ocurrió luego que el poder legislativo no se presentara hoy a la convocatoria para comparecer frente a la Constituyente, como sí lo hicieron los representantes de otros poderes del Estado.
Así, los constituyentes oficialistas votaron la medida que les permite legislar sobre las materias dirigidas con el fin de «legislar sobre temas específicos para garantizar la paz, soberanía y sistema socioeconómico.
El decreto, además, los autoriza a dictar actos parlamentarios en forma de ley, pero no impide a los congresistas continuar sesionando.
«Le daremos una lección histórica», dijo la presidenta de la Asamblea Constituyente, Delcy Rodríguez, al criticar la decisión de la Asamblea Nacional de no subordinarse al nuevo cuerpo.
Tras la medida, el Congreso, de mayoría opositora, acusó a la ANC de ser «señaló en un comunicado: «rechazamos, desconocemos y no compareceremos ante la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente y nos sometemos a la vigencia de la constitución de 1999». Añadieron que la ANC es un «poder de facto», que es la expresión de la «naturaleza hegemónica que pretende perpetuar a Nicolás Maduro» y llamaron a las Fuerzas Armadas -en un claro intento golpista- a «defender la Constitución.
La Asamblea Nacional Constituyente, integrada por 545 miembros oficialistas, se instaló el 4 de agosto tras unas elecciones en las que, de acuerdo al Consejo Nacional Electoral (CNE) participaron ocho millones de electores.