El Papa Francisco finalizó su gira latinoamericana ayer en Perú, la misma que lo tupo pasando por Chile durante cuatro días. Y a diferencia de cómo se vio en nuestro país, donde solo en una salida de protocolo dio su polémico y cuestionado apoyo al obispo Juan Barros, en el país vecino estuvo más relajado. Mucho, al parecer.
En el tempo de Las Nazarenas, de frente a unas 500 monjas del país, Jorge Bergoglio apuntó contra las «monjas chismosas». «El demonio es mentiroso, además es chismoso, le encanta andar de un lado para otro, busca dividir, quiere que en la comunidad unas hablen mal de las otras. Esto lo he dicho muchas veces, ¿saben lo que es una monja chismosa? Es terrorista, peor que los de Ayacucho, peor», dijo Francisco, en referencia al grupo armado Sendero Luminoso que cometió una serie de atentados que dieron muerte a miles de personas.
«El chisme es una bomba, va como el demonio, tira la bomba, destruye y se va tranquila. Monjas terroristas no, sin chisme. Ya saben el mejor remedio para no chismear: morderse la lengua (…) acuérdense de los terroristas de Ayacucho cuando tengan ganas de pasar un chisme», dijo el Papa.
En otro momento, aseguró que las «monjas encogidas son las que perdieron la fecundidad» y las criticó por «amargadas».
¿Le habrá dicho lo mismo a los hombres sacerdotes?