Mientras el Presidente Donald Trump se reunía con Kim Jong-Un y entregaba saludos militares a los generales de Corea del Norte, en la propia tierra de Estados Unidos se ponía en marcha una medida que ha remecido a la prensa internacional.
Se trata de la nueva política migratoria implementada por el gobierno norteamericano para detener y procesar judicialmente a todos los que crucen la frontera de forma ilegal y en la que se separan a las familias de sus hijos que tienen como destino EE.UU.
«Si estás tratando de colarte con un niño, igual te procesaremos y tu hijo será separado como requiere la ley. Si eso no te gusta, entonces no trates de colar niños por la frontera», advirtió en su momento el fiscal general de dicho país, Jeff Sessions.
Y es que para esta política, Trump no cuenta ni con el apoyo de su Partido Republicano y no si quiera de la primera dama Melania Trump. Sin embargo, la Casa Blanca no los ha querido escuchar ni a organismos internacionales que se mostrado fuertemente en contra, y tampoco a los más de dos mil niños y niñas -cifra entregada por el propio gobierno- que por las noches lloran pidiendo a sus padres y madres, mientras ellos son retenidos en jaulas y vigilados por la policía fronteriza.
Pese a que todas las grabaciones, ya sea de audio o video, están prohibidas en las instalaciones de detención, que también llaman «La Perrera», hay dos grabaciones que se han transformado en pruebas y denuncias de cómo tratan y viven los pequeños niños inmigrantes indocumentados separados de sus familias a la fuerza.