El Movimiento Nacional Socialista (NSM, por sus siglas en inglés) es uno de los grupos neonazis más conocidos de Estados Unidos y por estos días recibe en la cabeza de sus filas a un nuevo presidente: un activista negro llamado James Stern (54).
Este sujeto habría llegado a dirigir la organización en base a engaños a su antiguo presidente, Jeff Schoep, quien le entregó el mando en enero de este año. Hoy, como líder del NSM, planea echar abajo el movimiento.
El camino de Stern para lograr su cometido habría comenzado en la cárcel, cuando logró ganarse la confianza de un antiguo líder del Ku Klux Klan, Edgar Ray Killen, quien cumplía condena por el asesinato de tres trabajadores de derechos civiles.
Killen terminó entregándole poderes sobre sus bienes y activos al cabo de unos años. Potestad que Stern utilizó en 2016, salido ya de la cárcel, para disolver el grupo neonazi de su compañero de reclusión.
Más tarde conocería a Schoep, de quien también se ganó la confianza y con quien construyó una relación donde debatían de política, raza e historia. Tan profundo llegó a ser su vínculo que el dirigente neonazi le confesó que estaba muy inseguro por el juicio a raíz del caso Charlottesville, la marcha racista que en 2017 acabó con una mujer muerta.
Allí fue cuando Stern lo convenció de que él debía estar a la cabeza, porque así tanto la opinión pública como la justicia cambiarían su percepción sobre la organización.
Actualmente, Schoep reconoce que fue engañado por el activista negro, pero también explica que Stern no será reconocido como líder.
Una de las primeras acciones de Stern a la cabeza del NSM ha sido presentar una nueva moción sobre el caso Chalottesville ante la justicia en la que indica que «es decisión del Movimiento Nacional Socialista declararse culpable de todas las acciones recogidas en la demanda contra la organización«.
Próximamente, el activista pretende convertir la web de la agrupación en una plataforma de educación sobre lo que fue el Holocausto.