En algunos países del mundo, el sistema de dotes que los hombres pagan por elegir a sus futuras esposas sigue vigente. Especialmente en África, el destino de las mujeres es sellado por acuerdos entre hombres y si éstas no aceptan las transacciones sobre su persona pueden llegar a ser castigadas severamente.
Hace unas horas se conoció un nuevo caso en Sudán del Sur, donde una familia acordó el matrimonio de su hija Nyaluk, de 20 años, con un hombre que ofreció 40 vacas como dote. Sin embargo, tras la negativa de la joven a casarse, su propio padre ordenó a sus hermanos que recibiera un duro castigo por arruinarle el negocio.
Según detallaron medios internacionales, el castigo propinado a Nyaluk terminó en un asesinato. En declaración a Radio Tamazuj, el ministro de Información de la región de Los Lagos del Este, Taban Abel, contó que «el padre fue quien ordenó que la gente matara a su hija porque ella se negó a casarse. El primer acusado se llama Anyich. Es un acto bárbaro que necesita la intervención inmediata del gobierno».
Además, la autoridad añadió que «es el segundo incidente de este tipo: el año pasado una niña quedó embarazada y luego su padre la mató a golpes».
Las cifras de la ONU señalan que más del 40% de las mujeres de Sudán del Sur son obligadas a casarse antes de ser mayores de edad. Además, pese a que la constitución garantiza que las mujeres tienen el derecho a consentir o no el matrimonio, las dotes que pagan por ellas son más importantes que su voluntad.
«Forzar a alguien a casarse contra su voluntad es una clara violación de la propia constitución de Sudán del Sur, así como de sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. El matrimonio y el asesinato no solo son ilegales, sino también inhumanos. Hacemos un llamamiento al gobierno para que inmediatamente responsabilice a las personas responsables”, sostuvo Joan Nyanyuki, director regional de Amnistía Internacional.