Más de 7.500 agentes policiales fueron desplegados por el gobierno de Francia, para evitar desmanes en una nueva jornada de protesta parisina de los «Chalecos amarillos», que en esta oportunidad coincidieron con otras manifestaciones en apoyo a la defensa del medio ambiente y en rechazo a la reforma de pensiones.
De acuerdo a lo que informa El País, el saldo de las protestas fue de 163 personas detenidas, de las cuales 99 pasaron a disposición judicial. Estos arrestos se habrían producido luego de que la policía desarmara la manifestación de los «chalecos amarillos», que junto con los grupos más radicales como el «black block», se habrían sumado después a la convocatoria menor de una marcha por el cuidado del medio ambiente.
Esta manifestación fue catalogada como «histórica» desde el movimiento de los de amarillo, y fue la oportunidad – según constata el medio – de que el descontento popular volviera a tomar vuelo luego de 45 semanas en las que se desarrollaron protestas de manera ininterrumpida.
Más de 15.200 personas – de acuerdo al conteo de grupos independientes – fueron las que terminaron asistiendo a esta marcha por el medio ambiente, luego de que se sumaran los repelidos chalecos, quienes se tuvieron que dispersar luego de enfrentamientos y bombas lacrimógenas que lanzaron las fuerzas policiales.
“No se dan las condiciones de una marcha no violenta. Denunciamos el uso de lacrimógenos sobre manifestantes no violentos y sus familias”, publicó Greenpeace en sus redes sociales.
Desde la cuidadanía francesa y por las opiniones vertidas en internet, se esperaba que este sábado fuera una oportunidad para aunar fuerzas entre las distintas manifestaciones, sin embargo, aún no encuentran la fórmula para agruparse y unir todas las luchas en una sola, debido a que a veces chocan los intereses de los diversos movimientos.