Este domingo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se paseó por algunas ciudades satélite de Brasilia, contraviniendo todas las recomendaciones tendientes a frenar el avance del coronavirus en el mundo.
En su trayecto por las calles de Brasil, el polémico mandatario de 65 años, quien abandonó el Palacio de la Alvorada, su residencia oficial en Brasilia, visitó por sorpresa las localidades de Ceilandia y Taguatinga, en la región metropolitana de la capital brasileña, según él mismo lo reportó a través de sus redes sociales.
La salida a las calles de Bolsonaro, que no estaba considera en su agenda oficial, se produce un día después de que su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, hablara acerca de la urgencia de mantenerse en casa, además de hacer un llamado a evitar aglomeraciones como una manera de ponerle atajo al virus cuyas consecuencias el propio presidente ha relativizado. Y cuando ha hablado en serio de él, muy en su estilo ha asumido públicamente que costará la vida de algunas personas.
El jefe de Estado, ex capitán de la reserva del Ejército, no ha escatimado en declaraciones desafortunadas durante las últimas semanas, tiempo en que ha criticado duramente las restrictivas medidas para evitar la expansión de la pandemia, exigiendo el inmediato retorno a la normalidad de su pueblo. «Quien tenga un empleo, que vaya a trabajar», dijo hace unos días en una entrevista a un canal de TV de Brasil.