Al comienzo del arribo de la pandemia del COVID-19 a Estados Unidos, Donald Trump relativizó su impacto en el país que lidera. Sin embargo, transcurridas las semanas, el mandatario tuvo que asumir públicamente que las semanas que vienen serán «muy, muy dolorosas».
Con el virus instalado en su país de manera tan peligrosa como alrededor del mundo y proyecciones de especialistas que cifran los muertos en Estados Unidos en un número que incluso supera las 200.000 personas, las estadísticas actuales exhiben preocupantes números.
Y es que según se ha reportado en las últimas horas, en Estados Unidos los decesos se empinan sobre las 4.000 personas, una cifra que se duplicó en tres días, de acuerdo al conteo a cargo de la Universidad Johns Hopkins, en cuyo informe se constata que el número de fallecimientos escaló a 4.076, el doble de víctimas fatales que se habían registrado al sábado último, cuando se hablaba oficialmente de 2.010. Lo anterior, marca un incremento de 40% de la muertes registradas en Nueva York, uno de los estados más brutalmente golpeados por la pandemia.