Una escabrosa historia quedó al descubierto en Estados Unidos, en medio del terror de la comunidad a sucumbir ante la pandemia del coronavirus.
Y es que de acuerdo a los reportes de la prensa internacional, a Patrick Jesernik una duda no lo dejaba dormir. Estaba convencido de que tanto él como su novia de toda la vida, Cheryl Schrieger se habían contagiado con el virus. La génesis fue el desarrollo algunos síntomas asociados a la enfermedad que terminaron sugestionando a su pareja, quien empezó a convencerse de que también podría estar contagiado.
Con el miedo apoderado de él, tomó una decisión tan drástica, como irreversible y macabra con posterioridad a observar que Cheryl evidenciaba cierta dificultad respiratoria y fiebre, dos síntomas propios de la patología que la llevaron a hacerse un test en un sector aledaño a su casa, en Illinois.
Sin embargo, antes de que los resultados estuvieran disponibles, una denuncia condujo a los policías al domicilio de la pareja, luego que hubieran transcurrido varias jornadas sin novedades de ella. Familiares de él, de hecho, se preocuparon y se comunicaron con el 911.
Con todas las puertas y ventanas cerradas por dentro, la policía y el personal de bomberos debieron forzar la entrada de la residencia, al constatar que nadie respondía a su llamado. Al momento de ingresar, se encontraron con una escena horrible: ambos estaban muertos en lo que se observó como un aparente asesinato-suicidio: al lado del cadáver de Patrick, había un revólver.
Los cuerpos estaban en habitaciones separadas. «No había signos de lucha y la casa estaba ordenada y limpia”, certificó el parte policial.
Pero los detalles de los motivos que llevaron a Patrick a cometer el femicidio, salieron a la luz pública a las pocas horas, cuando cercanos a él relataron cómo habían sido los últimos días de la pareja, que no tenía antecedentes de violencia ni denuncias al respecto.
«La familia declaró que Patrick tenía miedo de que él y Cheryl hubieran contraído el virus COVID-19», dijo un testigo que además contó que «Cheryl se había hecho la prueba dos días” antes de fallecer.
El 3 de abril una autopsia certificó que «ambos murieron como resultado de una sola herida de bala en la cabeza. Cheryl Schriefer recibió un disparo en la parte posterior de esta zona y su muerte se considera un homicidio. Patrick, en tanto, murió como resultado de una herida de bala autoinfligida y su deceso se asumió como un suicidio. Tanto Cheryl como Patrick dieron negativo para el virus COVID-19”.
Lo que se comenta es que Patrick se obsesionó con el virus y temió morir como consecuencia de él, lo que lo llevó a tomar esta drástica decisión de terminar con su vida y la de su novia de toda la vida.