La preocupación de las autoridades de distintos países para proteger a las personas de los contagios del COVID-19, en algunas partes, no es respetada por la población, la cual hace caso omiso a las restricciones y cuidados.
Personas que salen a la playa, se juntan en plazas, protestan armados contra las cuarentenas o, sencillamente, no creen en la pandemia que afecta al mundo, han hecho que las cabezas que están a cargo de los países tengan que innovar para obligar a la gente a quedarse en sus casas.
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Es lo que hicieron en la ciudad de Lund, en Suecia, donde no sólo están salvaguardando la salud de niños y adultos, sino que, además, aportan un grano de arena ecológico a la lucha por salvar al planeta. Eso sí, es bastante asqueroso.
Para evitar que los habitantes sigan saliendo a plazas y parques, las autoridades empezaron a esparcir excremento de pollos y gallinas, que no sólo es un gran fertilizante natural, sino que su repugnante olor sirve de repelente humano.
Cabe indicar que en Suecia no hay medidas obligatorias para la población, sólo se han hecho recomendaciones que, en algunos casos, no han sido escuchadas. Para evitar restringir libertades, se usó el que ya es conocido como ‘popó anti coronavirus’.