Detenido en una Prefectura del distrito de San Isidro en Lima se encuentra el presidente de Perú, Pedro Castillo, quien ha sido protagonista de una jornada crítica en el vecino país tras dictar la disolución del Congreso, en una jugada que fue calificada como un golpe de Estado.
La movida de Castillo encontró cero respaldo: su decisión gatilló una ola de manifestaciones, una serie de renuncias en su gabinete y la posición clara de las Fuerzas Armadas rechazando el quebrantamiento del orden constitucional.
Mediante una declaración pública, las FF.AA. expresaron que “cualquier acto contrario al orden constitucional establecido, constituye una infracción a la Constitución y genera el no acatamiento por parte de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional”.
El comunicado de las FF.AA. se produjo antes de la reunión del Congreso que aprobó por amplia mayoría la “vacancia del cargo de Presidente de la República”, luego que sólo seis congresistas votaran en contra de esta moción.
Castillo fue vacado -como dicen en Perú- por «permanente incapacidad moral»
Conocido esto, el presidente salió del Palacio de Gobierno de Lima, acompañado por sus familiares y sin ofrecer declaraciones a los medios, con un rumbo desconocido.
Si bien algunos medios especularon que se habría dirigido a la Embajada de México en Lima, para pedir asilo político, finamente se dirigió a la Prefectura, donde quedó en calidad de detenido.
De acuerdo a medios del vecino país, será puesto a disposición del Ministerio Público.
En tanto, el pleno del Congreso de Perú citó para las 15.00 hora local de este miércoles a la vicepresidenta Dina Boluarte para que jure como nueva jefa de Estado, en reemplazo del destituido Pedro Castillo, y se convierta, de esa manera, en la primera mujer gobernante de la historia del país.