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ADELANTO| Jorge González y el estallido social: «La lucha no ha terminado»

Por: El Desconcierto | Publicado: 03.08.2020
ADELANTO| Jorge González y el estallido social: «La lucha no ha terminado» Jorge González y el Negro Matapacos. Diseño: Miguel Polić |
De una revolución colorida y festiva, de figuras como el Negro Matapacos, LasTesis y Mon Laferte, y del rol que han jugado las canciones de Los Prisioneros y la imagen del mismo Jorge González, conversa el músico chileno con el periodista Emiliano Aguayo en el libro “Independencia cultural”, que se presenta este martes 4 de agosto a través del Facebook de RIL Editores.

Independencia cultural es el nuevo libro de conversaciones entre el periodista Emiliano Aguayo y el músico Jorge González, 15 años después de Maldito sudaca, el primer volumen de conversaciones que los reunió. En el último de estos encuentros dialogados, en pleno estallido social, ambos analizan los pormenores de una llamativa y naciente revolución popular, colorida y festiva, una ‘revolución pop’. Aquí un adelanto:

-¿Ves en esta revolución un protagonismo pop? Me refiero a las canciones, a Mon Laferte, a Pareman, el Negro Matapacos, a Pikachú –que tú mismo postulaste para ser parte del escudo nacional en una entrevista–. Uno asume las revoluciones más teóricas, especulativas intelectualmente, con más entelequia. Acá vemos más colores…

-Sí, es más alegre, de todas maneras.

-‘El baile de los que sobran’ se convirtió en el himno de este estallido, junto a ‘El derecho de vivir en paz’ de Víctor Jara y ‘La carta’ de Violeta Parra.

-Es lindo que la gente cante, porque une, y me pone muy orgulloso estar ahí.

-Las manifestaciones han sido bastante…

-Musicales, sí. La gente se expresa en eso.

-¿Y qué te parece ‘Un violador en tu camino’?

-Me parece muy bien.

-Como letrista, ¿sientes que es una letra perfecta, donde no hay nada que cambiar?

-Sí, nada que tocarle.

«Fueron los pacos»

-Por otro lado, sin una canción social o política, pero con actitud y protesta en los Grammys, irrumpió Mon Laferte en este contexto. La canción igual vino después –‘Plata ta ta tá’–, pero ya se había hecho parte de los referentes del movimiento.

-Sí, es cierto. Ella me ha parecido muy valiente, porque tiene harto que perder, pero ella se preocupa de lo que cree nomás.

-«Te tengo que interrumpir ahí, porque también eso se está estudiando. Hay muchos casos donde la misma policía y los mismos militares fueron quienes estuvieron incendiando», dijo en una entrevista. Esto le ha valido que Carabineros amenazara con querellarse por esos dichos y que solicitara a Fiscalía que la interrogue, pero no prosperó.

-Yo creo que habría que querellarse ante mucha gente. Yo, por ejemplo, digo lo mismo: que fueron los pacos. Nadie más podría ser. Demasiado perfecto todo.

-«Quien canta por un contrato, se vuelve lo que parece», decías en El futuro se fue. O sea, desde que te toma una compañía ya eres menos independiente. Mon pareciera echarse eso al bolsillo.

-Eso es lo bonito de ella, que canta por un contrato e igual dice la verdad. Eso es difícil.

-Acá parece, más que artista pop, folclorista. Tú has indicado que el folclor es el que ha dicho siempre más cosas, no el rock, no el pop.

-Sí. Gente como Sol y Lluvia, por ejemplo.

-Pero, el pop está más político, de cierta manera.

-Claro, porque con el tiempo se ha convertido en folclor también. Los Prisioneros, por ejemplo, ya son folclor.

Que canten tu canción

-En las protestas de 2006, 2011 y 2013, ‘El baile de los que sobran’ ya se escuchaba con fuerza en la calle. Los pingüinos, que son más chicos, siempre la han rescatado en sus manifestaciones.

-Sí, y qué bueno que mis canciones sirvan para que la gente se reúna. Es lindo eso, que canten tu canción.

-En Colombia, también con presidente de derecha como acá –Iván Duque–, los

ciudadanos salieron a la calle y desde el primer día se entonó en esas manifestaciones.

-Sí, qué bueno.

-En 2013, esa y otras canciones compartiste con estudiantes en una toma de la USACH.

-Sí, claro, y me acuerdo que había un perrito ahí. El típico «matapacos».

-El Negro Matapacos está convertido en una divinidad.

-Esto no lo van a entender nunca los fachos, porque ellos no tienen figuras así.

-Hubo una figura gigante del Matapacos de materiales reciclados, la quemaron y la gente lo rehizo con flores. Hoy hay uno de metal, aunque igual lo han tratado de destruir. Quienes lo hicieron dijeron que lo donaban para que fuera libre e itinerante, para que sea de todos y vaya a todas partes.

-Eso es lo que acá han tratado de matar, la comunidad. Pero no han podido. Y, más encima, renació. A mí me gusta mucho un dibujo que vi en las manifestaciones, donde yo salgo abrazado con él.

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«A partir del 18 de octubre el chileno cambió»

-En este último tiempo, en redes sociales se han viralizado varios extractos de entrevistas antiguas tuyas, donde hablas de esta crisis del modelo neoliberal que finalmente produjo un estallido social.

-Claro, y creían que era de alaraco nomás. Pero al final era así.

-«La tecnología ha hecho que el mundo sea más real. O sea, ya no es una cosa que dicen que pasó, sino que hay una cámara que lo muestra», dijiste a Pedro Carcuro en el 2000. Te referías al conflicto en La Araucanía. Hoy esas frases han vuelto a circular, porque justamente en el asesinato de Catrillanca, una cámara pequeña aclaró todo.

-Así es. Este tipo de cámaras muestran la verdad. Antes, las cámaras eran solo de la tele y mostraban solo lo que ellos querían, porque están supeditados a sus avisos comerciales.

-El chileno, pese al miedo que siempre tratan de imponer los medios de comunicación se ve más seguro en protestar para conseguir beneficios sociales.

-Sí, creo que a partir del 18 de octubre el chileno cambió. Y creo también que la lucha no ha terminado.

-¿Han ayudado en eso las redes sociales, donde llega más información, menos filtrada por los grupos económicos?

-Sí, ha ayudado mucho, porque antes veíamos solo lo que querían que viéramos.

-Se habla de menos consumo estos días. ¿Se cansó el ciudadano de estar endeudado? Como que se dio cuenta de que era puro consumismo, un espejismo de comodidad.

-Sí, tal vez. Pero, tampoco creo que tengan tanto. Es más lo que quieren tener. Igual, yo creo que hay un cambio por el lado espiritual también con todo lo que ha pasado, y que la derecha no lo va a entender nunca, pero van a tener que adaptarse nomás, porque eso ya pasó y se va a quedar.

«Ese es mi aporte: que se me caiga el casete»

-La derecha en estos momentos está con su acostumbrada campaña del terror. Que si hay ley de divorcio la gente irá en masa a divorciarse, lo mismo con el matrimonio igualitario, que si votan NO volveremos a la UP, que si votas por Guillier seremos Venezuela y, ahora, si votas para cambiar la Constitución volveremos a la UP y seremos Venezuela, todo en uno.

-Pero no les va a resultar, creo yo. La gente quiere un cambio.

-Incluso han insinuado desconocer el acuerdo del plebiscito, nuevamente bajo una campaña del terror, pues su justificación sería que en las calles hay violencia. Sin considerar, por supuesto, que esa violencia es producto del sistema que se quiere cambiar.

-Por el mismo desorden es que se deben cambiar las leyes.

-Para qué decir que la Constitución anterior, la que ellos defienden, se creó en dictadura, en un ambiente…

-Con mucha más violencia.

-Un día das una entrevista y dices, entre otras cosas, «Estoy muy orgulloso de que sin partidos políticos la gente se haya parado. Es un milagro. La revolución ya llegó y no hay marcha atrás, aunque quieran los políticos. La cosa ya cambió», y de inmediato una frase de ahí se vuelve un afiche para llamar a una gran manifestación.

-Es que ese es mi aporte: que se me caiga el casete.

-Es bonito que se rayen las calles con letras de canciones, poemas…

-Sí, antes hacían un pico en las paredes.

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