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Adiós, Lotty Rosenfeld: Una milla de cruces en tu recuerdo

Por: Rodrigo Miranda, periodista y escritor | Publicado: 24.07.2020
Valiente y rebelde frente al poder, falleció una de las figuras decisivas de la Escena de Avanzada, sin recibir nunca el Premio Nacional de Artes Visuales, a pesar de ser una de las creadoras de la imperecedera consigna No +.

Llenó Santiago de cruces blancas y nunca pidió permiso. Un gesto valiente que transformó una ciudad sitiada por la dictadura en soporte de acciones de arte críticas frente a la muerte y represión. Lotty Rosenfeld –fallecida ayer a los 77 años– instaló entre 1979 y 1980 Una milla de cruces en el pavimento en la Avenida Manquehue y frente a La Moneda. 

Lo arriesgaba todo y lo hacía sola. Colocaba una franja blanca en las líneas intermitentes en medio de la calle formando una cruz. Muchas veces llegaba Carabineros, pero cuando le preguntaban qué hacía inventaba una respuesta relacionada con la publicidad de un producto ecológico. Siempre zafaba. Bajo esos mismos ingeniosos pretextos consiguió los camiones Soprole y las avionetas usadas por el grupo CADA (Colectivo Acciones de Arte) en sus intervenciones urbanas.

Luego reeditó la arriesgada acción frente a la Casa Blanca en Washington, la Quinta Avenida de Nueva York, el desierto de Atacama, frente al Palacio de la Revolución en La Habana  y en Documenta 12 de Kassel. En 2007, en esa ciudad alemana, la obra fue destruida por los servicios de limpieza antes de su inauguración.

Copar distintos espacios públicos –urbanos y paisajísticos– repitiendo su acción como un llamado de atención sobre estas señales hasta hacer de este nuevo signo un elemento reconocible en nuestros trayectos, en una intención de modificación a la vez paisajística y mental, escribió su gran amiga, Diamela Eltit, en 1980.

También en 1979, como miembro del grupo CADA, junto a Eltit, Juan Castillo, Fernando Balcells y Raúl Zurita, abordó el problema de la pobreza en Chile en Para no morir de hambre en el arte. En registros fotográficos en blanco y negro, se la ve repartiendo bolsas de medio litro de leche entre las vecinas de una población marginal de la comuna de La Granja. La acción le otorgaba a la leche un poder simbólico que recordaba la campaña del «Medio litro de leche diariode la UP.  

Lotty Rosenfeld en la acción «Para no morir de hambre en el arte». © CADA

Junto a Eltit, se hizo pasar por cuica» para conseguir los camiones de la empresa Soporte que se usaron en la acción Inversión de escena. El 17 de octubre de 1979, ocho camiones de leche salieron de la fábrica Soprole para ser conducidos por las calles de Santiago de acuerdo con una ruta previamente acordada, que terminaba en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde los camiones se detuvieron durante horas, formando una larga fila y clausurando la fachada. 

La ruta conectaba simbólicamente una fábrica productora de leche con una conservadora «fábrica de arte»: el museo. Esta acción civil buscaba denunciar la violencia política, la censura cultural y la miseria en un país amenazado y vigilado por la dictadura. El museo estaba intervenido por la dictadura y con director designado por los militares; por eso, los camiones funcionaron como una crítica a la tecnología militar de muerte del régimen de Pinochet. Al cubrir la fachada del museo con una tela blanca, el CADA indicaba que el arte no estaba dentro del museo, sino fuera de él, disperso por la ciudad y en formato clandestino.

En 2015, los videos de esas acciones de arte filmados por Lotty se exhibieron en el MoMA, en Nueva York, dentro de la exposición Transmissions.

Lotty repitió su personaje de  ‘cuica, esta vez para conseguir las avionetas de Ay Sudamérica! El 12 de julio de 1981, seis aeroplanos, volando sobre Santiago, lanzaron 400 mil panfletos donde se reflexionaba sobre la relación entre arte y sociedad. Esta acción hacía referencia al bombardeo de La Moneda. Con esta  ‘acción, el CADA reconstruyó el trauma político de 1973. Los volantes contenían un mensaje que reivindicaba el derecho de cada persona a una vida digna. A la vez, proponía un concepto de arte nuevo que superara los tradicionales límites de la élite y formara parte de la vida pública.

© CADA

En 1984, Lotty realizó una de las más importantes y trascendentes acciones del colectivo: No +. En el décimo año de la dictadura, el CADA propuso esa frase como un texto abierto para ser completado por los ciudadanos, de acuerdo con sus demandas sociales y políticas. 

No + muerte 

No + tortura

No + desapariciones 

No + hambre 

No + pobreza 

No + cesantía 

Esa consigna sería usada en la Franja del No en 1988 e inspiraría el No + AFP, uno de los pilares del estallido social del 18 de octubre de 2019.

Entre los trabajos individuales de Lotty Rosenfeld también destacan Una herida americana (1982), Paz para Sebastián Acevedo (1985), El padre mío (1985), Nicanor Parra (1991), May Day (1993), By pass (1997), El empeño latinoamericano (1998), ¿Quién viene con Nelson Torres? (2001) La guerra de Arauco (2001) y Moción de orden (2002).

Maestra en la transgresión de los signos y la luz, en esa última acción de arte proyectó imágenes de un perturbador hormiguero sobre el frontis de La Moneda, el Registro Civil de Santiago y desde un helicóptero sobre una plataforma petrolera de ENAP en el Estrecho de Magallanes.

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