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Cine de batalla desde el extremo sur

Por: Jazz, desde Coyhaique | Publicado: 15.02.2020
Cine de batalla desde el extremo sur Gonzalo Justiniano en la presentación de «Cabros de mierda» |
Mañana concluye el Festival de cine Patagonia-Aysén (FECIPA), dejando una huella en el rescate de huellas, memorias, oficios y conflictos que reflejan la dureza con que extranjeros y el Estado han tratado a esta región, tan rica en naturaleza e historia y sin embargo aún invisible para la gran mayoría del país

Con más de treinta películas y una potente mirada regional, el Festival de cine Patagonia-Aysén se plantea como una vitrina para cineastas, guionistas y productores de la zona que busca consolidar este espacio de encuentro para debatir y visibilizar el olvido y las problemáticas del vasto territorio que no tiene tribuna en la televisión pública ni apoyo de los grandes medios de comunicación.

Entre las muchas actividades propuestas por el certamen destacan la clase magistral de Gonzalo Justiniano, quien además es presidente del jurado en la categoría de largometraje y ayer exhibió y compartió con el público su último trabajo Cabros de mierda, logrando una emotiva y catártica reacción por parte de los asistentes. En la clase magistral del miércoles, Justiniano hizo un recorrido por su filmografía y los grandes desafíos que afrontó en cada uno de sus trabajos, desde el exilio hasta la censura disfrazada de “asfixia económica”.  

Para Marcelo Becerra, director del festival, el estallido social del 18 de octubre es un “eje ineludible” y por ello este año se incluyó una retrospectiva y muestra de cine chileno que hace puente entre el pasado y la actualidad, como una forma de contextualizar los conflictos de hoy. Los documentales Crónicas de un comité y Harley Queen de José Luis Sepúlveda y Carolina Adriazola, Hoy y no mañana de Josefina Morandé, El edificio de los chilenos de Macarena Aguiló, son parte de esta nueva línea y se complementan con los foros sobre cine y derechos humanos, cine social y feminismo. 

Geografía del abandono

En la categoría de cortometraje patagónico, la tarea de escoger el primer lugar está en manos del actor Gastón Salgado (Juana Brava, Martín Vargas), Carola Chávez (Me hace agua la vida) y José Luis Sepúlveda (co fundador de FECISO, Festival de cine social). 

Es en esta área donde se aprecia la diversidad de miradas existentes sobre un territorio, donde las deudas históricas del Estado con los primeros habitantes aún están pendientes. Con oficio, el lente de cada exponente rescata a esas comunidades invisibles para las grandes cadenas que no muestran mayor interés por abrir espacios de distribución para estas producciones, mucho menos por dar tribuna a sus demandas. Tanto desde el relato de ficción como el documental, los cortos abordan la precaria situación en que se encuentran las comunidades más australes. Gauchos (La ruta de los pioneros), bordadoras (Bordadoras del Baker), selknam (Territorios ancestrales), kawesqar (Mi último Kajef), mapuches, chonos y tehuelches comparten una historia de expropiación de tierras a través del engaño y el control económico. Alejados de todo el ruido de la ciudad, la vida pasa a otro ritmo, con más frío y silencios, rodeados de agua y vegetación, sin redes sociales ni cuotas a precio contado. Desde Argentina también llega el registro de la lucha incansable de las madres de Mayo de Neuquén y Alto valle (Pañuelos blancos al sur) y la propuesta desde Tierra del Fuego, Germinal, que mezclan el audiovisual y la biodanza. 

Abisal explora la vida de los outsiders de las ciudades puerto, personajes averiados que transitan por el desamparo y la indiferencia normalizada pasa como turista por el lado. El psicólogo y poeta, Álvaro Pereira, rescata del olvido al poeta valdiviano Enrique Valdés, miembro fundador del grupo literario Trilce con su obra, Enrique Valdés, poesía y destierro.

Emotivos e intensos, cada trabajo expuesto da cuenta de una cuidada investigación y búsqueda por reflejar la importancia actual en el escenario social contingente. Marcelo Becerra, arquitecto de profesión y director de este festival, también fue parte del equipo de investigación científica para el cortometraje Ofqui la conquista de lo inútil, donde narra la construcción de un canal en el istmo de Ofqui que buscaba unir la península de Taitao con el continente. Empresa que no llegó a término y de la que hoy solo quedan vestigios entre la vegetación.

Identidad y memoria patagona

Tanto la muestra de largometrajes como la de cortos, ahondan en la identidad de los habitantes de esta inmensa región tan difícil de acceder para los “nortinos”. José Soza, protagonista de El hombre del futuro –cinta dirigida por Felipe Ríos–, conversó con el público asistente sobre ese carácter patagón más silencioso, contenido y pausado que el capitalino promedio. Es una conmovedora historia sobre las relaciones entre padre e hija y todo aquello que se posterga pensando en un futuro que le alcanza y lo deja sin tiempo. 

El mate, la lana, las huellas de caminos, el conocimiento de canales y ríos, el respeto por los espíritus de la naturaleza. El llamado de los viejos es a no olvidar a los muertos. En palabras de Gonzalo Justiniano, “la memoria es sagrada” y la cámara es el instrumento para fijar la historia ancestral y moderna de esta tierra rigurosa.

El corto chileno, Huellas, la guerra de Chile chico y el largometraje argentino, Chubut, libertad y tierra, dan cuenta del proceso de despojo de terrenos y cacería por parte de ingleses, italianos, chilenos y argentinos en las zonas australes, siendo una gesta celebrada por la historia oficial como necesaria para la colonización. El rechazo a la cultura morena persiste en el tiempo y la recuperación de las haciendas ha sido un proceso lento y traicionero.

Las compañías inglesas y los terratenientes quemaron casas y emplearon a los hombres por sueldos de miseria, sin descanso dominical ni lugares apropiados para el descanso.

Quizás si TVN dejara de inocular tantas dosis diarias de teleseries extranjeras y abriera el espacio para estas producciones originales, podríamos reconstruir la historia con un poco más de justicia para todas las comunidades.

¡Graben!

Es el grito que suena en un corto fuera de competencia y que trae al presente el conflicto actual. La cámara como defensa ante los abusos de poder. En este contexto se insertan La lluvia fue testigo, que registra el esfuerzo por recuperar el cuerpo de José Huenante, joven mapuche desaparecido en 2005 durante el gobierno de Michelle Bachelet en Puerto Montt y del que aún hoy se desconoce su paradero. También en esta línea se exhibió el documental Crónica de un comité, dedicada a la búsqueda de justicia por la muerte de Manuel Gutiérrez, joven de dieciséis años, quien murió de una bala en el tórax perteneciente a Carabineros, en agosto de 2011. 

Comentario aparte merece el gran trabajo de Josefina Morandé y Macarena Aguiló, quienes conmueven con su trabajo investigativo y su sensibilidad con los documentales Hoy y no mañana  y El edificio de los chilenos

La indiferencia se combate con conciencia y esta novena versión del Festival de cine Patagonia-Aysén ha hecho un trabajo de curatoría que llama a la reflexión y el encuentro. Esta noche serán entregados los resultados de los trabajos ganadores y es de esperar que continúen este arduo trabajo de seguir creando imágenes de resistencia en el Chile más austral.  

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