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Colectiva Rizoma Alzada: “Nos identificamos con la orgánica de las mujeres zapatistas”

Por: Cristofer Rodríguez | Publicado: 18.02.2020
Colectiva Rizoma Alzada: “Nos identificamos con la orgánica de las mujeres zapatistas” Rizoma Alzada |
Rock, feminismo y protesta son las coordenadas que definen a Rizoma Alzada, colectiva musical que puede verse en la zona cero de la protesta social santiaguina, con un megáfono, una caja, un plato y una guitarra eléctrica amplificada: performance punk en su expresión más visceral y llano.

Su origen fue espontáneo, aunque no casual. Las tres integrantes recorren más de quince años de activismo social y musical, alguna más ligada a la problemática medioambiental, otra a lo gremial, pero todas con el sentido firme de hacer del arte un motor de cambio político. Un motor feminista, por supuesto. “Cada una trabajamos desde nuestros colectivos de arte y feminismo hace años y así nos fuimos conociendo, en espacios donde la música siempre fue un dispositivo de transformación social, agitación y denuncia”.

Iniciativas como Gestoras en Red, Fem Fest y Frente Música Nacional, son algunos de los colectivos artísticos/políticos en las que han participado y en cuyos encuentros fueron entablándose redes de solidaridad, colaboración y amistad, lo que favoreció el nacimiento de Rizoma. “Siempre nos encontrábamos en las marchas y a través de internet teníamos comunicación, pero hubo un día en que la protesta en Plaza de la Dignidad fue particularmente reprimida con violencia policial y las chicas me escriben para pasar a mi casa a resguardarse”.

La vocalista se refiere al día jueves 21 de noviembre, jornada en que la Coordinadora No+AFP realizó un llamado a manifestación, el INDH informó que la cifra de heridos por mutilación ocular llegaba a las 222 víctimas y se reportaban las primeras denuncias por un extraño gas de color verde que era lanzado por el zorrillo a los manifestantes. Una vez resguardadas en el hogar, toman los instrumentos, componen las letras y deciden salir a la calle. Así nace Colectiva Rizoma Alzada, aún sin nombre al momento de su debut en las ruinas de la malograda estación de Metro Baquedano. “Fue el resultado de darnos cuenta que la gente estaba pasmada y sorprendida, pero nosotras teníamos la lucidez de que esto tenía que haber pasado hace rato, ahí nos preguntábamos «¿cómo no estamos preparados?». Entonces cuando llega todo esto, las tres ya sabíamos que teníamos que salir articuladas”, cuentan.

Viva la revolution

En los videos que circulan en YouTube y redes sociales, es posible ver a las tres integrantes de Colectiva Rizoma Alzada con una estética proletaria y combativa, con símbolos que están lejos del azar y han sido seleccionados justamente por su significado, como las antiparras que protegen los ojos, los overoles que se vinculan con el origen obrero de sus integrantes y dos canciones que no podían ser otra cosa que punk: ‘Despierta humanidad ya no hay tiempo’ y un cover de ‘Viva la revolution’, el clásico de The Adicts. “El hecho de salir solo con un megáfono, una caja y una guitarra responde, además de a la estética punk, a una cuestión de sobrevivencia, porque la represión está tan agresiva que necesitábamos salir con algo liviano que nos permitiera arrancar o incluso que se puedan dejar tirados”.

La violencia policial ha sido un factor con el que han debido vivir de cerca, tanto en su experiencia performática en medio de la protesta, como siendo testigos del actuar desproporcionado contra colegas, en donde el incendio al Cine Arte Alameda y los obstáculos que Fuerzas Especiales produjeron en aquella jornada para evitar el avance de las llamas, les afectó significativamente. “Todavía tiran proyectiles al cine”. Barricadas nocturnas en las cuadras próximas a la Plaza, la estación de metro Baquedano y el frontis del Cine Arte Alameda han sido algunos de sus escenarios. “Una vez, un gallo hizo un grafiti en el suelo que decía ‘Viva la revolution’, mientras tocábamos en una barricada en la noche”.

Como si fuese un hecho irremediable del destino, el punk y la protesta no se disocian ni siquiera en las experiencias de vida personal de las integrantes, incluso en anécdotas como cuando a la guitarrista, poco antes del 18 de octubre, Carabineros le realizó un control de identidad preguntándole si escuchaba a los Fiskales. Lógicamente, luego del comentado show en Lollapalooza de la banda de Álvaro España y las gráficas proyectadas durante su presentación –que recorrieron los noticieros–, para Carabineros el punk volvía a ser un rostro enemigo. “El arte se estaba ocupando de una forma muy romántica para algo tan violento que estaba ocurriendo, y nosotras sentíamos que la respuesta tenía que ser más rabiosa, desde el rock, desde al anarco-feminismo, porque finalmente estaban matando, violando, sacando los ojos, secuestrando”, cuenta la vocalista mientras la interrumpe la baterista: “Era una necesidad urgente, por eso salieron tres canciones en dos horas de ensayo y salimos a la calle al tiro, porque teníamos que salir y salió punk no más, ni siquiera respondió a una decisión consciente de hacer punk”.

Para Rizoma, el formato no es menor, y además de levantar símbolos obreros mientras rasguean acordes furiosos en punzantes dos minutos y medio, tanto o más importante que los versos que recitan es que su expresión no esté vinculada a partidos ni que se acomode en lugares de élite o fuera del alcance de la protesta social. “Nunca nos cuestionamos el oportunismo, porque llevamos diciendo esto durante años. Hay una consecuencia con el trabajo político y con lo que somos que no nació con esta coyuntura. Lo único novedoso es que ahora está Rizoma, pero el colectivismo, la asociatividad, el arte transformador, el activismo, todas hemos trabajado en proyectos sociales territoriales antes».

Trabajos en Pudahuel Sur en las semanas de mayor agitación con medios independientes como Radio Villa Francia y performance recientes en zonas de sacrificio como Quintero y de conflicto medioambiental como la Araucanía, emergen como hitos en sus biografías mientras fluye la conversación, lógicamente, mezclados con episodios de su labor en los colectivos de música feminista. Por eso la crítica se extiende a otros colegas, advirtiendo: “Obvio que no da lo mismo el arte por el arte. Si nos llama tal o cual partido no da lo mismo. Si es en tal o cual lugar, tampoco da lo mismo. Hay que hacer arte, pero hay que tener cuidado en dónde y cómo lo hacemos. Estar en una zona segura, con prensa, con apoyo político, eso no es protestar. El arte debe estremecer, provocar algo, no puede ser pan y circo”.

No future… con partidos

En botánica, la rizoma es un tallo subterráneo que produce varias yemas de forma horizontal, desde donde surgen las raíces y los brotes. En filosofía, es un concepto acuñado por los filósofos Gilles Deleuze y Félix Guattari, en donde no existen líneas jerárquicas para organizar los conceptos en un sistema epistemológico. En Chile, las integrantes del grupo deciden bautizarse como Rizoma, justamente por esta naturaleza organizativa horizontal. Por eso se definen como apartidistas y creen que lo que vive Chile desde hace cuatro meses es una revolución social sin precedentes, ya que no responde a la lógica de partidos. “Los que se supone que tenían que remar pa’ un lado, en realidad estaban remando pa’l otro. En educación se notó mucho, que a algunos que tenían que cambiar el sistema, les terminó acomodando y empezaron a reproducirlo”.

Así como el ejemplo sobre la educación, en donde una universidad de tendencia izquierdista que se supone no debía caer en las malas prácticas de los partidos, finalmente cayó, otras experiencias de decepción vividas por las integrantes surgen con naturalidad conforme avance la conversación y en todas la intervención de los partidos políticos en un patrón común. “Yo venía con mucha decepción de lo que he visto en algunas comisiones artísticas surgidas en este contexto de estallido. Si bien muchos artistas se convocaron por el sentido de urgencia, en cosa de tiempo han empezado a meterse los partidos y hay que ser claros, la génesis del conflicto mayor son justamente los partidos” y agregan “la clase política corrupta ha perpetuado un sistema capitalista avasallador y con una violencia sistemática al pueblo, eso no puede dañar las asambleas territoriales ahora”.

Por eso también sienten desconfianza del Acuerdo Político por la Paz, firmado y que abrió paso al proceso constituyente. “Si están los partidos, cagamos, es mentira”. Pero no solo ponen el foco de alerta en la administración política que pueda tener el movimiento social, sino que advierten que son un enemigo tan poderoso como el sistema económico que desean transformar. “Lo que tenemos en común las tres es que decidimos no seguir las lógicas del mercado, eso nos ha hecho a veces sobrevivir de manera más difícil, pero la consecuencia no tiene valor”.

Apartidismo anticaptalista y, por supuesto, feminista. Sin embargo, advierten que no basta con un feminismo que transite solo y desvinculado de las demandas populares. “No basta solo con el feminismo, ya que este no tiene que ser burgués. El feminismo debe ser transformador socialmente, por eso nos identificamos con la orgánica de las zapatistas, mujeres colectivizadas, anticapitalistas, feministas, descolonizadoras y ambientalistas, porque después de todo, donde el neoliberalismo ha sido más veraz es justamente con el medio ambiente y sus defensores”.

Sobre este último punto, la canción ‘Despierta humanidad ya no hay tiempo’, recoge frases textuales de la líder ambientalista hondureña Berta Cáceres, asesinada en 2016, luego de una vida de amenazas en su contra. “La madre tierra se basa en el concepto de dar, de regenerar, de lo circular, que es la concepción de los pueblos originarios y por lo que ellos siguen luchando, por eso han sido tan brutalmente asesinados, ya sea los más reconocidos como Berta Cáceres, así como las comunidades mapuche, por ejemplo”

“Esto va a durar mucho, no se puede confiar en ellos porque ya lo tienen todo cocinado, así que hay que estar preparados ¿qué vamos a hacer nosotras? Estamos claras: acción directa en la calle”

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