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CRÍTICA| Mágico González: jugar por placer, no para ser el mejor del mundo

Por: Pavel Piña, editor @goltriste | Publicado: 30.09.2020
CRÍTICA| Mágico González: jugar por placer, no para ser el mejor del mundo |
Hablar del Mágico tiene una gran dificultad: en su historia se mezclan la fantasía y la realidad, transformándolo en una especie de leyenda. En esta compleja línea entre datos y rumores se mueve Marco Marsullo al intentar en su libro “Mágico González, el genio que quería divertirse”, un retrato de este jugador.

Durante un entrenamiento en medio de la campaña 2014-2015, Marcelo Bielsa reunió a un grupo de jugadores del Olympique de Marsella y les dijo: “Ser el mejor te quita felicidad, te quita horas con tu mujer, te quita horas con los amigos, te quita fiesta, te quita diversión. Ustedes tienen un problema muy grande, muy muy grande. Tienen dinero, pero no tienen tiempo para disfrutar del dinero que tienen y de lo que el dinero te da en términos de felicidad. (…) El éxito te quita la posibilidad de ser feliz, también es una elección esa. (…) Si vos elegís no ser el mejor del mundo, ¿qué problema hay?”. 

La reflexión de Bielsa invita a pensar en los jugadores que pudieron ser más y no cumplieron nuestras expectativas. ¿Eran también las suyas?, ¿querían ser los mejores?, ¿aspiraron a eso alguna vez?. Interrogantes que acechan mientras vemos videos de George Best, Matías Fernández o leemos sobre Cua Cua Hormazábal, quizás el más talentoso jugador nacido en Chile. Y también pensamos en el Mágico González, ese jugador que era mejor que Maradona, dicho por el mismo Diego.

La vida del mágico

El Mágico González no brilló en ningún gran equipo, es más, probablemente muchos ni siquiera lo conozcan, pero aun así logró conmover con su juego a su país de origen y a una ciudad que lo quiso como a uno de los suyos. Nació en El Salvador y su magia se conoció en Europa tras la participación de su país en el Mundial de España 1982. Si bien la campaña del combinado centroamericano fue bastante discreta, sus chispazos de genialidad llamaron la atención de todos quienes lo vieron jugar.

Gracias a sus genialidades comenzaron a lloverle las ofertas, pero el Mágico no estaba para cosas raras. Desechó al Paris Saint Germain porque no le llamaba la atención el frío de la capital francesa y desechó una oferta desde una ciudad de Italia porque no tenía mar. Finalmente se decidió por el Cádiz, un equipo de menor importancia, pero que reunía varias características que lo llevaron a inclinar la balanza: el clima cálido y templado y el estar a orillas del océano.

Hablar del Mágico tiene una gran dificultad: en su historia se mezclan la fantasía y la realidad, transformándolo en una especie de leyenda. En esta compleja línea entre datos y rumores se mueve Marco Marsullo al intentar en su libro Mágico González, el genio que quería divertirse (Altamarea Ediciones), un retrato de este jugador que ha despertado el interés de tantas personas por lo especial de su trayectoria. Marsullo, un italiano que se trasladó a Cádiz en 2014 para hablar con todos los que pudieran colaborar para reconstruir la historia de este extravagante ídolo, conversó con hinchas, con vecinos y con los habituales de los bares de la ciudad. Buscando en cada rincón alguna anécdota que lograra plasmar la vida del Mágico.

Tarde a todos lados

La relación del jugador con la ciudad fue de un amor total, le gustaba caminar por las calles de noche, quedarse en los bares compartiendo con la gente, aunque sin excesos de alcohol, si disfrutaba quedarse despierto hasta muy tarde. Pasó 9 años en Cádiz, momentos que marcaron a fuego al jugador y a la ciudad. Cada fin de semana llenaba el estadio de impacientes hinchas que esperaban disfrutar alguna jugada maravillosa del salvadoreño.

Pero su paso por España no fue solo alegría también tuvo muchos problemas. Usaba un reloj sin pilas, lo que resultaba una buena excusa para llegar tarde a todos lados, celebraba cada vez que se perdía un entrenamiento y mientras pudo, se quedaba durmiendo hasta pasadas las 14:00 hrs.

Tuvo la oportunidad de jugar por el Barcelona. El equipo catalán lo llevó como invitado a una gira por EEUU compartiendo equipo con Maradona. Mientras estaban en el hotel sonó la alarma de incendios y el DT al ver que el Mágico no bajaba a la recepción, decidió ir a buscarlo a su habitación. Al llegar lo encontró durmiendo junto a dos mujeres desnudas. Hasta ahí llegó la posibilidad de mudarse a la ciudad condal.

En el libro aparecen anécdotas que lo retratan como persona, sus salidas nocturnas, sus amoríos, su amistad con el cantaor de flamenco Camarón de la Isla y una serie de momentos irrepetibles que terminan convirtiendo a ciertos personajes en seres únicos.

Ciertos partidos no duran 90 minutos sino que duran toda la vida, el balance de los aciertos y fracasos es confuso, porque muchas veces se confunde el éxito con las estadísticas. En este caso en particular, solo queda disfrutar de uno de aquellos jugadores que prefirieron entender el fútbol de otra manera y que decidieron jugar para divertirse, lejos de vivirlo con las presiones propias de un trabajo.

Mágico González, el genio que quería divertirse 

Marco Marsullo (traducción Giulia Bucciarelli)

Editorial Altamarea, España (distribuye en Chile Big Sur).

120 Páginas

Precio de referencia: $23.000

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