“Deja de susurrar y empieza a gritar”: Nueva Constitución o el desmantelamiento jurídico del modelo

“Mi poesía es una especulación sobre el mundo”

Edison Carrasco

Hace unos años, en un texto implacable y de título urgente: Ucronología, Edison Carrasco citaba a Yukio Mishima: “La armonía de la pluma y la espada”. Esa tensión vuelve a estar presente, más aún, creo, y también se viste de un clásico ropaje: Nueva Constitución es historia y pluma; historia que se nos viene encima, historia clara y preclara, historia necesaria.

Más importante y urgente, Nueva Constitución funciona como un texto de historia y de política que hace suya la poesía. Es un texto que apuesta desde su propia constitución en el lenguaje como herramienta para contribuir a las transformaciones que tanto se necesitan. Así, se desplaza desde la historia a la poesía; de lo que somos y hemos sido a lo que podemos ser y necesitamos ser. Y recorre este camino de un modo notable, en el que la claridad del lenguaje no es obstáculo para la belleza del mismo en sus tropos inesperados, ni para el humor. 

Asamblea Constituyente

Un libro que puede ser leído como referencia para varias trayectorias histórica-políticas: se relata el camino transitado hasta llegar a que la demanda por una nueva Constitución sea transversal; se revisan los puntos fundamentales y faltas de las constituciones previas; se argumenta espléndidamente por qué nunca ha existido un pacto social en Chile. Es, en breve, un texto claro e inteligente por la creación de una nueva Constitución y por una Asamblea Constituyente. La lectura comprometida, tal vez, pueda echar de menos algo más de desarrollo sobre cómo se vería esa nueva Constitución, qué es lo que tiene que contener. Me parece que esa ausencia adquiere sentido por el mismo carácter colectivo de la empresa constituyente.

Varios aspectos del texto que van más allá de la referencia y la información. “El carácter de ensayo” es fundamental y nos invita a entrar al texto de un modo abierto. Al mismo tiempo reconoce su propio ser incompleto, lo cual deviene en un llamado al lector para continuar con la tarea que el texto propone: esto es, el desmantelamiento del modelo. También es una manera de enmarcar la historia de Chile y sus constituciones como ensayos que están a la espera de algo mejor. 

Constituirnos de nuevo

La Constitución del 80, viciada y sanguinaria en su origen, es quizás el caso más extremo pero, por lo que aprendemos en estas páginas, poco hay en nuestra historia que nos acerque a un sentido democrático a una participación más igualitaria. La Constitución de 1828 es lo que más se aproxima a ese pacto social verdadero que Carrasco desea. No obstante, debemos cuidarnos de romantizar en exceso ciertos momentos de nuestro pasado. Y esto nos lleva a preguntarnos por la función misma de una Constitución Política y recordar una crítica recurrente: atribuirle demasiada importancia como si ella fuese a cambiar la realidad. Justamente ahí está la respuesta que ofrece Carrasco, en saber que la escritura por sí misma no basta, que no seremos nada nuevo con una nueva Constitución Política si no nos constituimos de nuevo. En ese punto fundamental, genial en su sencillez, creo que está uno de los llamados más importantes del texto.  

Ahora, por supuesto, la pregunta evidente: ¿cómo nos constituimos de nuevo? La reflexión sobre el estallido social y un nuevo pacto social, apuntan hacia esa posibilidad y ese nuevo comienzo.

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Carrasco propone que solo desde la consolidación de un nuevo pacto social sería posible hablar de término de la transición. Para siquiera imaginar un fin a la transición y soñar con un nuevo pacto social, la Constitución política del 80 debe ser, como el autor en verso alejandrino: “abatida en el polvo, raída completamente”.

Entonces, necesitamos una Asamblea Constituyente ya: nuestra historia nos apresura. Es una urgencia de la historia misma, una urgencia que emerge desde la experiencia de la gente, del pueblo. Es, y creo que Carrasco hace esto en el libro, responder a una convocatoria que es mayor que cada una de nosotras, que cada uno de nosotros. Se trata de hacernos cargo de la historia y de construir ese futuro hoy. Si no cambiamos las reglas del juego, seguiremos jugando el mismo juego.

Fuera los partidos

Hemos ido, cita el autor, constitucionalmente hablando, del aire al aire como una red vacía. Y ahora estamos a puertas del cambio. Pero, una pregunta pende sobre nosotros: si, como el autor reconoce, en Chile nunca ha existido un verdadero pacto social, ¿por qué habría de ser esta la ocasión? Si bien uno podría estar tentado de hacerlo, creo que el texto es cuidadoso en no plantear la posibilidad de un nuevo pacto social como algo de otro mundo, sino como una posibilidad que tiene sus raíces en los deseos y anhelos más profundos en la historia de la ciudadanía, del pueblo. 

Ahora, es cierto que no podemos esperar más. Pero no para cambiar unas leyes que no cambian nada. Al final de estas nobles páginas, Edison Carrasco sigue el llamado de los Radiohead: “stop whispering, start shouting,–deja de susurrar y empieza a gritar: “¡Fuera los partidos!” Un grito que evita todo dejo de populismo y demagogia. ¡Fuera los partidos!, y en el grito resuena el llamado que se escuchara el 2001 en las callecitas de Buenos Aires, y en 1968 por Insurgentes en la Ciudad de México y en tantos otros lugares donde la esperanza sigue encendida.

Nueva Constitución no es solo un texto que nos cuenta la historia de los cambios constitucionales en Chile, y de por qué hoy estos son imprescindibles y urgentes. Es, también, un texto que construye poesía a partir del pasado y de nuestro presente y, al hacerlo, se hace partícipe y protagonista de la misma realidad que está queriendo transformar.

Nueva Constitución o el desmantelamiento jurídico del modelo (A propósito del estallido social 18/O)

Edison Carrasco

Editorial Tirant Lo Blanch

150 páginas

Precio de referencia: $ 14.280